Al
llegar donde la multitud, se acercó a él un hombre y, puesto de rodillas, le
suplicó: Señor, ten compasión de mi hijo, porque está lunático y sufre mucho;
muchas veces se cae al fuego y otras al agua. Lo he traído a tus discípulos y
no lo han podido curar (Mt 17, 14-16).
Jesús, tus apóstoles no
pudieron curar aquel muchacho. Y la razón de que no pudieron es que les faltó
FE. Yo te pido que me ayudes a creer y que con aquello que no entiendo sepa
confiar en Ti. Jesús, que no intente entenderlo todo o hacer que todo sea como
yo digo que tiene que ser, que aprenda a confiar y sobre todo a prender a ser
fuerte para quererte en las buenas y en las malas.
u Prueba pedir más fe cuando comulgues,
ya verás...
¿Por
qué nosotros no hemos podido expulsarlo? El les respondió: Por vuestra poca
fe. Porque os digo que si tuvierais fe como un granito de mostaza, podríais
decir a este monte: Trasládate de aquí allá, y se trasladaría, y nada os sería
imposible (Mt 17, 19-20).
¿Qué es esta fe que nos
pides? Una vez un amigo decía, hay jugadores que les falta convicción, le
tienen miedo a la pelota. No porque la pelota duela, sino porque no están
seguros de que serán capaces de anotar. ¿Jesús, cómo se me ocurre dudar a mí si
estoy jugando en tu equipo?
u ¿Estarás realmente en el equipo de
Jesús?.
Propósito: Pedir la Fe.