Se acercaron a Jesús los hijos de
Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: Maestro, queremos que hagas lo que te
vamos a pedir (Mc 10,35).
Jesús, me
parece que los hijos de Zebedeo te han confundido con una especie de
supermercado: Queremos que hagas lo que te vamos a pedir. Queremos,
¡te exigimos!, tienes la obligación de... y si no me lo concedes, pierdo la fe,
no respiro o no bautizo a mis hijos… ¡Qué absurdo! La situación se repite
también ahora cuando algunos cristianos quieren comprar a Dios con sus
oraciones o con su dinero. Solo les falta decir “hágase MI voluntad así
en la tierra como en el cielo”. ¿Sabes, Jesús?, es que a veces no sé ni lo
que quiero… Cuando se trata de elegir pizza me puedo pasar horas y luego mi
hermana pequeña pide siempre una mejor.
Habla unos minutos tú con Jesús.
Dile: hágase TU voluntad en mi vida.
Les preguntó: «¿Qué queréis que haga
por vosotros?» Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha
y otro a tu izquierda» Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís» (Mc 10,36-38).
Jesús,
tantas veces te pido cosas, pero en el fondo no sé ni lo que quiero ni lo que
más me conviene. No sabéis lo que pedís. −Y Ud. para que reza
-decía un ateo- porque por mucho que rece Dios no va a cambiar. −No si yo
cuando rezo no es para cambiar a Dios, es para que Dios me cambie a mí. Hágase
TU voluntad en la tierra como en el cielo.
Dale a Jesús el cheque en blanco de
tu oración. Que Él lo rellene.
Propósito: “Pizza napolitana”, es la mejor. No lo dudes…