Pedid y se os dará; buscad y
hallaréis; llamad y se os abrirá (Mt 7, 7).
Desde
pequeñito todo el mundo me decía que era un pedigüeño, que no hacía más que
pedir, que si era una sanguijuela o cosas peores. Jesús, Tú sí que me
entiendes: Pedid y se os dará. Bueno, pues prepárate: te pido
por los niños a los que nadie habla de Dios, que no conocen a tu Madre
dulcísima; te pido por los que mueren antes de nacer y por sus papás; que cures
a todos los enfermos, que se acaben las guerras, por los cristianos
perseguidos, que nadie pase hambre; te pido por el Papa, los sacerdotes y los
religiosos; te pido por mis padres y por el pesado de mi hermano, para que se
haga cura; te pido por el Atletico, para que gane la Champion y la liga (así
hay más emoción); te pido… ¡la Luna!
Añade tu lista personalizada de
peticiones… (no hay límite).
Porque todo el que pide, recibe; y
todo el que busca, encuentra; y al que llama se le abrirá (Mt 7, 8).
Perdóname,
Jesús. No sé si me habré pasado. Me ha salido una lista casi tan grande como la
compra de mi mamá en el supermercado, pero tú has dicho: Porque todo el
que pide recibe. Bueno, Jesús. Ya sabrás Tú el momento y la forma
oportuna. Porque también a veces me dices como a tus Apóstoles No sabéis
lo que pedís (Mt 20, 22). Jesús, Tú sabrás mejor que yo lo que más me
conviene, cuándo y cómo; lo dejo todo en tus manos, de Ti me fío.
Hasta ahora ¿qué no me he atrevido
a pedir?
Propósito: sobre todo te pido: ¡hágase tu voluntad!