viernes, 3 de agosto de 2018

Descanso a los que se lo merecen (y necesitan)


Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga (Mt 13, 54).
Hoy que es viernes, uno anda ya un tanto ansioso porque ya se acabó la semana. Mi papá decía que la gente honrada, cuando llega el viernes, se aflige un poquito porque quiere dejar el mayor número de cosas terminadas; en cambio, los haraganes, no ven las horas de que se acabe la semana para continuar con su estilo de vida sin sentido. En cambio tú, Jesús, llegamos a viernes y apenas está comenzando a enseñar. No descansas. Tienes unas ganas tremendas de llevar tu palabra a muchos.
¿Cómo aprovechaste la semana?
Todos estaban asombrados y se preguntaban: “¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre…? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?” (Mt 13, 54-56).
Hace unos años, cuando iba a comenzar el colegio, me ponía muy contento al ver mis útiles escolares listos, mi lonchera nueva, mi mochila (de los Power Rangers). Me moría de ganas por volver a verme con mis amigos y aprender cosas nuevas. Y mis hermanos mayores me veían como las gentes que tenías tú delante, Jesús: “admirados”. Cómo qui­siera continuar teniendo ese mismo ánimo de aquellos tiempos.
El lunes, cuando regreses a clases, ve con mucha ilusión; y si es­tás de vacación, piensa ¿cómo estoy aprovechando estos días?
Propósito: Dar gracias a Dios por el colegio... y por los Power Rangers.