“¿Quién dice la gente que es el Hijo
del hombre?” Ellos le respondieron (…) Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién
dicen que soy yo?”(Mt 16, 13-15).
Me encantaría preguntar eso por los pasillos de mi colegio: ¿Y vos
quién decís que es Jesús? No sé qué dirían, pero me da la impresión, Jesús, de
que la gente habla de ti como de un personaje de la farándula, del que se ha
oído algo que dijo o hizo, pero al final, no se le conoce. No te han hablado,
ni contado sus cosas, y ni te tienen cariño. Hace meses, vi en la tele una
entrevista. Le preguntaban a un niñito ¿para ti, quién es tu mamá? El niño, se
extrañó de la pregunta tan obvia, y contestó: mi mamá es… mi mamá. Jesús, se
tú… mi Jesús.
A
la gente se le conoce a medida que se le trata con frecuencia. Si no le hablas
a Jesús seguido, no es verdad que le conozcas.
Simón Pedro tomó la palabra y le dijo:
“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16, 17).
Una cosa es andar con alguien y hablarle con confianza, y otra es
saber realmente con quién andas. En ese momento uno valora la confianza que le
dan, y se siente orgulloso de ser amigo de esa persona. Jesús, sólo estando a
tu lado, hablándote diariamente, he caído en la cuenta de qué significa que
seas mi Mesías, mi salvador.
¿Ya
descubriste cómo Jesús te salva? Te salva de tu egoísmo, de tu pereza, de su
falta de obediencia, de tantas cosas más.
Propósito: Déjate
salvar.