sábado, 3 de noviembre de 2018

No ser creído


Proponía a los invitados una parábola, al notar cómo iban eligiendo los primeros puestos, diciéndoles: Cuando seas invitado por alguien a una boda, no te sientes en el primer puesto (Lc 14, 7-8)
¡Qué cosas tienen las mamás! Fíjate, la mía dice, que lo que más le gusta es la fruta pasada, la rabadilla del pollo y la cabeza del pes­cado... Yo, que la conozco desde mi más tierna infancia, empiezo a sospechar. Creo que la hace, no por gusto, sino para que yo y mis hermanos comamos lo mejor. Iban eligiendo los primeros puestos… y el mejor sitio en el carro, y el sillón más cómodo… ¡Qué vergüenza!
Dile a Jesús que a la hora de elegir pensarás siempre en los demás
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido (Lc 14, 11)
Jesús, que lejos están de Ti los creídos, los engañados, los perdona-vidas, los violentos, los dominantes, los… Jesús, que cerca están de Ti los sencillos, los sinceros, los mansos, los humildes, los niños. Todavía me acuerdo de una vez que iba en bici con todos los extras posibles: casco, anteojos, etc. En una parada se acercó un niño pequeño con su bici con ruedas extras. Se me quedó mirando y pregunto: −Oye, ¿tú eres de verdad? Me dio la risa pero pensé que en el fondo tenía razón aquel niño, yo iba de creído. Jesús, que ya no vaya más de creído por la vida.
Jesús, humildad es andar en Verdad. ¿Soy de verdad o apariencia?
Propósito: no ser un creído.