martes, 6 de noviembre de 2018

Venid, pues ya está todo preparado


Un hombre daba una gran cena, e invitó a muchos Y envió a su criado a la hora de la cena para decir a los invitados: Venid, pues ya está todo preparado (Lc 14, 16-17).
Jesús, qué fácil me lo pones todo. En el cole o en la parroquia en­cuentro todo tipo de facilidades para visitarte, ir a Misa, confesarme. Siempre encuentro un sacerdote dispuesto a escucharme, animar­me. Por las tardes voy a estudiar a un Club juvenil. También asisto a una charla o a una catequesis que me ayuda a conocerte y cono­cerme, para quererte aún más. “Venid, pues ya está todo preparado”. Todo esto… ¿lo valoro? ¿lo agradezco?
Jesús: hago el propósito de aprovechar tantas facilidades que me pones.
Y todos a una comenzaron a excusarse (…) Entonces dijo el señor (…) Os aseguro, pues, que ninguno de aquellos hom­bres invitados gustará mi cena” (cfr Lc 14, 18-24).
Jesús, tan fácil me lo pones y yo con excusas: He comprado un cam­po (…); compré cinco yuntas de bueyes…Otros campos y otros bue­yes: ya me lo sé todo, no necesito más formación; no quiero que me coman el coco; voy por el ambiente, porque te lo pasas bien, pero sin comprometerte ¡¿eh?!… La mesa estaba preparada pero los invi­tados no eran dignos, no probaron la cena, no supieron apreciar la invitación.
Sin compromiso no hay amor que valga, ni que dure.
Propósito: Comprometerme en mi vida cristiana.