martes, 26 de marzo de 2019

Mi mayor talento será ganar crédito con Jesús


Le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no te­nía con que pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones y que pagara así (Mt 18, 24-25).
Jesús, ¡pobre hombre! Se había metido en un lío, ¡debía 10.000 ta­lentos! He investigado en Wikipedia debía algo así como 2 mil millo­nes de euros, ¡una barbaridad! Aquel hombre jamás podría pagar su deuda… Supongo que se arruinaría jugando en los Casinos, o qué se yo. Pero lo que no entiendo es que para pagar su deuda tuvieran que vender también a su mujer e hijos… ¡Qué culpa tienen! Jesús, ya sé que se trata de una parábola, no soy tan cortito. Me dices: todo lo que hago o dejo de hacer influye en mi familia, en mis amigos… para bien o para mal, yo soy ¡el culpable!
Jesús, que con mi vida sea culpable del “buen ejemplo”.
Arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “ten paciencia con­migo, y te lo pagaré todo”. El señor tuvo lástima de aquel emplea­do y lo dejó marchar, perdonándole la deuda (Mt 18, 26-27).
Una vez, el Beato Álvaro del Portillo, leyó en los periódicos el problema de países pobres, que no logran hacer frente a sus deudas. Al recibir préstamos no pueden pagar los intereses y entonces se les cierra el grifo de los créditos. Así cada vez son más pobres. Don Álvaro contaba entonces que nuestra deuda con Dios es infinita, ¡nunca podremos pagarla!; pero que cada vez que nos confesamos, Dios nos la per­dona del todo, y además siempre nos da crédito, se fía de nosotros.
Jesús, mi mayor Talento será perdonar como tú me perdonas.
Propósito: Confesarme cada semana y ganar más crédito con Jesús.