lunes, 30 de septiembre de 2019

Ser niño, pero no inmaduro


Les vino al pensamiento cuál de ellos sería el mayor. Pero Jesús, conociendo los pensamientos de su corazón, tomó un niño, y lo puso a su lado (Lc 9, 46-47).
No quiero crecer, Jesús, en mi trato contigo y con tu Padre, nuestro Padre. Que sea siempre un niño que se abandona en los brazos de su papá, sin miedo ni a los demás ni a él. Esto lo aprendí de S. Josemaría, “si tienes deseos de ser grande, hazte pequeño. Ser pequeño exige creer como creen los niños, amar como aman los niños, abandonarse como se abandonan los niños..., rezar como rezan los niños” (San Josemarìa, libro Santo Rosario).
                        ¿Me pongo en plan adulto con Dios, es decir, a reclamarle cosas?
Les dijo: Todo aquel que acoge a este niño en mi nombre, me recibe a mí; (...): pues el menor entre todos vosotros, ése es el mayor (Lc 9, 48).
Eso sí, Jesús, un niño que no hace berrinche ni se enoja, que no se cree el príncipe de su casa, sino que está pendiente de su mamá y su papá, para ayudarles. Que no me compare con nadie, sino contigo, mi Jesús, y de Ti aprenda a servir. Lo dicen hasta los que no te conocen como Tagore, el escritor de la India: “Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio. Serví y vi que el servicio era alegría”. Por eso el San Josemaría rezaba así: “¡Jesús, que yo sea el último en todo y el primero en el amor”.
                        ¿Cuántas veces he querido ser el 1º hoy? ¿Y el último?
Propósito: El primero en el servir, en lo demás el “delfín” (el último)

domingo, 29 de septiembre de 2019

Era una vez una ciudad llamada Cracovia


Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino finísimo, y cada día celebraba espléndidos banquetes. Un pobre, en cambio, llamado Lázaro, yacía sentado a su puerta, cubierto de llagas, deseando saciarse de lo que caía de la mesa del rico (Lc 16, 19-21)
Fue en Cracovia (Polonia). El Papa Francisco nos decìa: “Hoy la humanidad necesita hombres y mujeres, y en especial jóvenes como vosotros, que no quieran vivir sus vidas «a medias», jóvenes dispuestos a entregar sus vidas para servir generosamente a los hermanos más pobres y débiles, a semejanza de Cristo, que se entregó completamente por nuestra salvación”.
                        Habla con Jesús y concreta qué puedes hacer por los más necesitados.
Te ruego entonces, padre, que le envíes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos, para que les advierta y no vengan también a este lugar de tormentos. Pero replicó Abrahán: Tienen a Moisés y a los Profetas. ¡Que los oigan! Él dijo: No, padre Abrahán; pero si alguno de entre los muertos va a ellos, se convertirán (Lc 16, 27-30).
Jesús, también son pobres aquellos que viven sin fe, sin quererte. Hoy en esta oración además de concretar hacer algo por los pobres también me quiero decidir hacer mucho apostolado. A quitarme los miedos y dejar de un lado la comodidad.
                        ¿Con quiénes voy hacer apostolado en serio?
Propósito: ayudar a todos los tipos de pobres.

sábado, 28 de septiembre de 2019

A buen entendedor, pocas palabras


Grabad en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres (Lc 9, 44).
Ahora se entiende medio bien, pero a los Apóstoles esta frase que debían grabar en sus cabezas les debió sonar a chino mandarín. Tú, Jesús, que habías hecho tantos milagros y que ya te habías escapado varias veces de las garras de los gorilas de Herodes, no era posible que acabaras preso por ellos. ¡Qué no me escandalice de Ti, Jesús! Porque queriéndome tanto, sé que llegará el sufrimiento. El sufrimiento no me será placentero –eso es masoquismo– pero ayúdame para que sea feliz sufriendo unido a tu Cruz y ayudando así a los demás.
                        Ruega a Jesús que te dé su gracia para cuando llegue la Cruz.
Ellos no entendían este lenguaje, y les resultaba tan oscuro que no lo comprendían; y temían preguntarle acerca de este asunto (Lc 9, 45).
Cabal. Cabal lo que me pasa a mi a veces, que no me comprendo –o me temo lo peor– y no me atrevo a preguntarte en la oración. Cuando me doy cuenta de que algo no me va a afectar sí te digo como ellos “explícanos la parábola” (Mt 13, 36) pero cuando me huelo que la explicación me va afectar de lleno, busco otro tema para hablar contigo, no vaya ser que quieras que me comprometa. Te pido que me ayudes siempre a vencer este miedo tonto.
                        Pide consejos a los Apóstoles para no ser cobarde con Jesús.
Propósito: Pedirle a San Miguel que me ayude a ser valiente.

viernes, 27 de septiembre de 2019

Chat divino


Y sucedió que, cuando estaba haciendo oración, se hallaban con Él los discípulos (Lc 9, 18).
¿Cómo rezabas, Jesús? O más bien ¿cómo rezas? Digo como rezas porque si rezar es hablar con Dios, lo tuyo es un chat permanente con el Padre y con el Espíritu Santo. Pero cuando estabas en la tierra con tu cuerpo mortal debía ser impresionante: ¡ayúdame a rezar! Porque a veces se me olvida, o me pongo a pensar en vez de hablar contigo, o con el Padre o con el Espíritu Santo, o con tu Madre –que es también madre mía–. Otras veces retraso el momento, porque sé que Tú siempre estás ahí esperándome y soy un abusivo.
                        Pide perdón a Dios por tus descuidos en la oración.
Él les dijo: Y vosotros ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Pedro dijo: El Cristo de Dios (Lc 9, 20).
Con la boca lo digo, Jesús, cuando rezo el Credo y en mi oración también te lo digo muchas veces: Jesucristo, Jesús el Cristo, el ungido de Dios Padre, su Unigénito. Con la boca y con el corazón, pero tantas veces, Jesús, con las obras no. Y es que seguirte cuesta, y Tú me contestas: –a mí también me costaba ir a la Cruz por ti, para salvarte, por eso me fui al Monte de los Olivos y me puse a rezar: “no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc 22, 42). Que aprenda a decir “¡Señor mío y Dios mío!” (Jn 20, 28) con mi comportamiento.
                        Sigue pidiéndole que te haga muy coherente.
Propósito: Rezar bien y que se note luego.

jueves, 26 de septiembre de 2019

Creer de verdad


Herodes el tetrarca oyó todo lo que ocurría y dudaba, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos, otros que Elías había aparecido, otros que algún profeta de los antiguos había resucitado (Lc 9, 7-8).
¡Cuánta gente se dice cristiana, Jesús! Pero no todos creen; yo ahora te digo “creo que eres el único Hijo del Padre, nuestro Señor, concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nacido de santa María Virgen, que padeciste bajo el poder de Poncio Pilato, que crucificado, muerto y sepultado, tras descender a los infiernos, resucitaste al tercer día de entre los muertos, y subiste a los cielos y estás sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí has de venir a juzgar a vivos y muertos”.
                        Haz muchos actos de fe en Jesucristo.
Y dijo Herodes: A Juan lo he decapitado yo, ¿quién, pues, es éste del que oigo tales cosas? Y deseaba verlo (Lc 7, 9).
Te he dicho que creo, Jesús, y –como Sto. Tomás– cuando el sacerdote te alza en la Consagración rezo “Señor mío y Dios mío”, y te veo oculto bajo las apariencias de Pan y de Vino, pero te deseo ver cara a cara. Jesús, que Te vea, llévame un día al Cielo. “Tu rostro buscaré, Señor” (Sal 26, 8), o como decía la Santa Patrona de los poetas: “Véante mis ojos, / dulce Jesús bueno, / véante mis ojos, / muérame yo luego”.
                        Dile a Jesús: “Creo, Te amo y espero que me lleves al Cielo”.
Propósito: Hacer actos de fe, esperanza y caridad sin parar.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

MISIÓN: cambiar el mundo


Los envió a predicar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos (Lc 9, 2).
Yo Jesús ni soy uno de los doce Apóstoles ni tampoco soy médico, pero soy cristiano. “Cristiano es mi nombre, Católico mi apellido” decía S. Agustín hace muchos siglos. Un día en Reli nos explicaron que las últimas palabra de la Misa en latín son “ite, missa est ” que significa “salgan, su misión es ahora”. Tú me sigues enviando a predicar y a sanar a quien me rodea, a predicar con mi ejemplo, a sanar con mi sonrisa… Tú te quedas en el Sagrario, pero tu Gracia me acompaña para hacer felices a los demás… ¡Jesús, que me llene de amor a Ti y a los demás en cada Misa, en cada Comunión, y cuando voy a visitarte!
                        Dile a Jesús que te mande en una misión SWAT.
Y les dijo: No llevéis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni tengáis dos túnicas (Lc 9, 3).
¡Cuánto miedo, Jesús! Veo claro que soy de tu SWAT, pero me da miedo, cuando quiero ayudar a un amigo, hablarle de que no moleste a sus hermanos, que no es más macho por ser más patán…, entonces me da vergüenza. Me has visto, Jesús, haciendo pruebas en el espejo de lo que le voy a decir, o inventando primero jugar FIFA, para luego –medio engañado– llevármelo a Misa… Tú me dices que no necesito nada, ni bastón, ni plata… y es que teniéndote a Ti, lo demás se arregla.
                        Cuenta tus miedos y tus “estrategias” a Jesús.
Propósito: Lanzarme en el apostolado.

martes, 24 de septiembre de 2019

La familia lo primero


Y le avisaron: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte (Lc 8, 20).
Esta frase, Jesús, me hace pensar en que todas las familias son iguales. Siempre quieren ver y atender especialmente a los más pequeños o jóvenes. Y yo muchas veces me hago el rogado o pongo mala cara cuando hay reuniones familiares. Y en ocasiones llego a decir que son aburridas esas reuniones y que por eso no quiero ir. Jesús, hoy quiero hablarte de cada uno de los miembros de mi familia. Y además pedirte que me ayudes a tratar a todos muy bien y a quererlos.
                        Habla con Jesús de cada uno de los de tu familia y pide lo que piensas que necesitan.
El, respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios y la cumplen (Lc 8, 21).
Aquí está el secreto de los buenos hijos de Dios. Me parece entender, Jesús, que un buen hijo de Dios es el que quiere descubrir cuál es la voluntad de Dios Padre y luego hacerla. Jesús, ayúdame a que no me deje engañar por la comodidad y me conforme con simplemente no pecar y creerme después que soy bueno. Y es que a veces me felicito a mi mismo por lo bueno que soy ya que no he hecho nada malo.
                        ¿Cuál es la voluntad de Dios Padre para ti? ¡Estás dispuesto a cumplir esa voluntad?
Propósito: ser buen hijo de Dios.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Dar luz, tipo lámpara LED


Nadie que ha encendido una lámpara, la oculta con una vasija o la pone debajo de la cama, sino que la coloca sobre un candelero para que los que entran vean la luz (Lc 8, 16).
Jesús, no me gustan nada los nerdos, esos egoístas que quieren sacar 100 en todas la clases para ser millonarios el día de mañana. Yo quiero sacar buenas notas, pero ayúdame a no ser un egoísta, a ayudar a los demás, a pasarlo bien con ellos y a prepararme muy bien para servir con mi profesión a todos. Leí en Camino (n. 301) “estas crisis mundiales son crisis de santos”: ¡ayúdame, Señor, a iluminar y a mejorar mi ciudad, mi patria, la tierra entera!
                        Sueña con Jesús en darle la vuelta al mundo como a un calcetín.
Al que tiene se le dará; y a todo aquel que no tiene, incluso lo que piensa tener se le quitará (Lc 8, 18).
No lo entiendo bien, Jesús. Me parece que el rico se confía en su dinero, el nerdo en sus notas, el interesado en los conectes de su papá… Luego el banco quiebra, le da un derrame cerebral o cambian al Ministro de Economía y todo lo que uno pensaba tener se acaba… y después la muerte. Dijo San Juan de la Cruz, “al atardecer de la vida, nos juzgarán en el Amor”. A quien Te haya buscado y amado en la Tierra, Te le darás por entero y PARA SIEMPRE.
                        Pregunta a Jesús si piensa que tú estás aprovechando la vida. Por cierto, ¿ya descubriste tu vocación?
Propósito: Ser avaricioso del Señor.

domingo, 22 de septiembre de 2019

Zapatos de fútbol


Quien es fiel en lo poco también es fiel en lo mucho; y quien es injusto en lo poco también es injusto en lo mucho (Lc 16, 10).
Ahora, Jesús, entiendo que serte fiel es ser generoso todos los días: estudiar duro a diario, hacer mi cama siempre, ayudar sin que me lo pidan en la casa… en definitiva, no estar en mi mundo. En pocas palabras me parece que ser fiel es ser generoso y eso es no estar tan apegado a mi yo y a mis cosas. Y no quedarme tumbado en un sillón, con una especie de parálisis que me lleva a perder todas las cosas bellas que podría hacer con mi vida.
                        Sigue por tu cuenta hablando con Jesús sobre lo que piensas que es generosidad.
Ningún criado puede servir a dos señores, pues odiará a uno y amará al otro, o preferirá a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero (Lc 16, 13).
Jesús, decía el Papa Francisco el mes pasado a los jóvenes: “El tiempo que hoy estamos viviendo no necesita jóvenes-sofá, sino jóvenes con zapatos; mejor aún, con zapatos de fút puestos. Este tiempo sólo acepta jugadores titulares en la cancha, no hay espacio para suplentes”. Mentalidad de titular. Eso es a lo que debo acostumbrarme. Si me quedo en el banquillo, es fácil que agarre mi celular, me ponga a chatear o buscar pokémosn en vez de estar atendo al partido. En la vida no hay partirdo de revancha, en un solo juego va todo.
                        Amárrate duro los zapatos de fut.
Propósito: jugar con todo en el partido de la vida.

sábado, 21 de septiembre de 2019

Sembrar en las almas


Salió el sembrador a sembrar su semilla; y al sembrar, parte cayó junto al camino (...), parte cayó sobre terreno rocoso (...) parte cayó en medio de las espinas (...) y parte cayó en la tierra buena (Lc 8, 5-8).
Jesús mío, enséñame a recibir bien tu semilla, aunque ahora ya no haya casi nadie que quiera ser agricultor, yo sí quiero serlo. Mi abuelo me cuenta cómo se cultiva la milpa, o cómo es el trabajo de la zafra (caña de azúcar)… Y cómo pasan pendientes del clima para la cosecha… Yo he de sembrar como cristiano, con mi ejemplo, con mi palabra, con mi amistad…, recordando una obligación, desviando una mala plática hacia el fut y luego jalando las orejas, con cariño, al que la empezó.
                        Examina con Jesús si eres un buen agricultor de tu alma.
La que cayó en tierra buena son los que oyen la palabra con un corazón bueno y generoso, la conservan y dan fruto mediante la paciencia (Lc 8, 15).
Quiero, Jesús, ser tierra buena… soy buena tierra desde que me bautizaron; pero el pecado la convierte en mala, luego llegas Tú y me purificas –Penitencia– y me abonas y nutres con tu Palabra y con tu Pan –Eucaristía–. Sé que la Misa dura un rato, y la Comunión unos minutos, pero ayúdame Jesús a que la Misa sea el riego de un corazón bueno y generoso, que dé fruto sin cansarme.
                        Analiza con el Señor cómo aprovechas el riego de la gracia.
Propósito: Sembrar hoy en el alma de los amigos.

viernes, 20 de septiembre de 2019

Jesús te necesita


Él recorría ciudades y aldeas predicando y anunciando la buena nueva del Reino de Dios (Lc 8, 1).
Jesús, no sé qué hubieras hecho hoy, si habrías abierto una cuenta en Facebook, o un Twitter. Lo que sí sé es que no te estás quieto, vas de un lado para otro anunciando el Evangelio (la buena-noticia) que eres Tú mismo, Dios hecho hombre. Y pensar que yo me rindo ante el primer obstáculo, y que si no hay carro no me muevo ni con una grúa. Tú caminas aunque te canses, como aquel día en que fatigado del camino te sentaste junto al pozo a las tres de la tarde (cfr. Jn 4, 6). Yo, en cambio, casi siempre estoy cansado de no hacer nada, y me canso muy pronto de hacer el bien.
                        Cuenta a Jesús qué caminos recorres y por qué.
Le acompañaban los Doce y algunas mujeres: (...) María, llamada Magdalena, (...) Juana, (...) Susana y otras muchas que le asistían con sus bienes (Lc 8, 1-3).
Y es que, hay que reconocerlo, Jesús, las mujeres son expertas en asistir con sus bienes: desde que nací me cuida mi mamá, siempre tan tierna y pendiente de todo, mi abuela que no se le escapa una. María, Juana, Susana, ayúdenme a querer más a Jesús, a ser menos tacaño con Él y con los demás, a saber poner esfuerzo y servir a Jesús en los demás.
                        Concreta con quién vas hacer apostolado.
Propósito: Tratar muy bien a las mujeres de mi familia.

jueves, 19 de septiembre de 2019

M-i-s-e-r-i-c-o-r-d-i-o-s-o


Había en la ciudad una mujer pecadora que, al enterarse que estaba sentado a la mesa en casa del fariseo, llevó un vaso de alabastro con perfume, se puso detrás a sus pies llorando y comenzó a bañarlos con sus lágrimas (Lc 7, 37-38).
¡Qué envidia, Jesús! Primero por lo fácil que yo tengo encontrarte y lo poco que te busco. Esta mujer tuvo que buscar, y luego se esforzó, y pasó pena al meterse en medio de aquel banquete… la señalarían con el dedo, pero quería estar contigo. ¡Qué envidia, Jesús! Porque a pesar de sus pecados sabe que eres m-i-s-e-r-i-c-o-r-d-i-o-s-o, y que, como está arrepentida, la vas a perdonar. ¡Ojalá yo llorara arrepentido por mis pecados, como esta mujer! Además, yo sé que esos pecados causaron tu Cruz.
                        Llora –sin lágrimas– de dolor de amor ante tu crucifijo.
Le dijo a ella: Tus pecados quedan perdonados (…) Tu fe te ha salvado; vete en paz (Lc 7, 48.50).
¡Qué alegría, Jesús! Cuando ves mi arrepentimiento, siempre me perdonas. ¡Qué no me acostumbre! Y a veces lo que me pasa es que doy las gracias al confesor, me “voy en paz”, hago la penitencia de una vez y ni te doy las gracias a Ti… Esta mujer seguro que se fue, pero a contarle a sus amigas que era una mujer nueva, que había cambiado, que el Mesías esperado le había perdonado los pecados. A mí, en cambio, me da pena decir que me confieso.
                        Agradece a Jesús su perdón en la Confesión y llévale amigos.
Propósito: Irme en paz y contarlo sin vergüenza.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Metas claras


Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: «Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis.» (Lc 7, 32)
A veces me siento así, Jesús. No quiero rezar, pero a la vez quisiera ser el que más cerca de ti está. No quiero ayudar en la casa, y a la vez quisiera que dijeran que soy el más servicial. Así andaba una vez, hasta que mi mamá me dijo: pero vos, al final de cuentas ¿qué querés? A ti Jesús, te contesto, pues que quiero ser buen hijo de Dios, quiero ser buen hijo de mis papás. Ese objetivo claro me tiene que levantar, como el corredor que aunque se cae y pierde la competencia, de todas formas se levanta y llega a la meta.
                        ¿Quién quieres ser? Entonces levántate y ve tras esa meta.
Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: «Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de recaudadores y pecadores» (Lc 7, 33-34).
Y en mi camino hacia ti, Jesús, no faltarán los criticones. Los que no tienen otro oficio que hablar mal del prójimo o andar chismoseando. Y por andar fijándose tanto en ellos, termina uno haciéndolos pedazos, y al final de cuentas es uno tan criticón como ellos. Por eso, ayúdame a tener la mirada fija en ti, y no en el qué dirán. A ser coherente y no prestarme al chisme.
                        Pídele a Jesús dominar tu lengua.
Propósito: Pensar cuál es mi meta en mi vida y contársela a Jesús.

martes, 17 de septiembre de 2019

Sensible de verdad


Al acercarse a la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar un difunto, hijo único de su madre, que era viuda, y la acompañaba una gran muchedumbre de la ciudad. Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: No llores (Lc 7, 12-13).
Ya sabes, Jesús, que soy muy sensible, pero Tú más, con una sensibilidad no superficial. Por eso te conmueves ante aquella pobre viuda a la que se le acaba de morir su único hijo. A veces cuando veo el mal, el dolor, no lo entiendo y a veces –perdóname – me enojo contigo porque permites estas cosas. Soy tonto, Tú viniste a salvarnos, a curarnos…, si te hiciéramos caso…. Tú viniste a decirnos no lloren más, yo los salvo muriendo en la Cruz y les dejo mis enseñanzas para que sean felices en esta tierra y luego en el cielo.
                        Agradece a Dios lo que ha hecho para salvarnos.
Se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron; y dijo: Muchacho, a ti te digo, levántate (Lc 7, 14).
Yo no tengo un hijo muerto, pero –lo sabes, y me duele profundamente recordártelo– tengo a mi primo muerto a la fe. Va a Misa sólo en Navidad y por tradición, en sus parrandas se comporta como una bestia, en la U ya sabes que truena más que una tormenta… Mi tía no es viuda, pero hazle caso. Yo la veo a veces con los ojos rojos, y sé por qué, por mi primo: ¡hazle caso, Jesús! Resucita a mi primo.
                        Cuéntale a Jesús sobre otros que necesitan ser resucitados.
Propósito: Pedir por los que están muertos a la Fe.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Fe


Jesús, pues, se puso en camino con ellos. Y no estaba ya lejos de la casa cuando el centurión le envió unos amigos para decirle: Señor, no te tomes esa molestia, porque no soy digno de que entres en mi casa (Lc 7, 6).
Otro pasaje, Jesús, donde se ve que eres el Buen Pastor. Te avisan de aquel hombre enfermo y te pones en camino para ir a curarlo. Aquel centurión te mandó a decir unas palabras que te conmovieron y que nosotros repetimos en la Santa Misa justo antes de comulgar. Si aquel hombre no era digno, imagínate cómo estaré yo. Y eso que hasta en algunas ocasiones me hago el rogado para ir a Misa o para confesarme, o voy de mala cara. ¡Que sepa valorar la Santa Misa y tu presencia real en la Eucaristía!
                        Repite despacio la Comunión Espiritual.
Al oírlo, Jesús quedó admirado de él, y volviéndose a la multitud (…) dijo: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe (Lc 7, 9).
Me costó entender por qué dices que ese hombre tenía una gran fe. Yo hubiera dicho que tenía mucha humildad. Pero le pregunté al sacerdote del colegio y me dijo que era de gran fe porque no necesitaba verte en persona para saber que eras capaz de curar a su siervo. Y yo, en cambio, a veces me hago bolas sobre cómo es tu presencia en la Eucaristía. Por eso me ha servido aquello que me dijeron que para tener fe hay que pedirla y hay que ejercitarla.
                        Pide la fe y concreta cómo la vas a ejercitar.
Propósito: Hacer actos de fe al comulgar: “creo, pero aumenta mi fe”.

domingo, 15 de septiembre de 2019

Se buscan ovejas


Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: “Este recibe a los pecadores y come con ellos” (Lc 15, 2)
Los fariseos pasaron a la historia como hipócritas. Quizá no todos eran así, pero el hecho es que si te dicen que sos “fariseo” es porque no sos sincero, porque sos hipócrita. Un hipócrita es una persona que a veces es de una forma y otras de otra. Como quien lleva una camisa reversible que dependiendo dónde está o con quién está, es de un equipo o de otro. Por eso es que los fariseos no se alegran de que Jesús haga el bien. Les parece que para parecer bueno, no hay que preocuparse de los que no están bien.
                        ¿No te pasará a ti que te alejas de tus amigos “malos” en lugar de buscar que cambien? Al fin y al cabo, ¿son tus amigos, no?
“Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se perdió, hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, se la carga sobre los hombros, lleno de alegría; y al llegar a casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: “¡Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido!” (Lc 15, 4-6)
Y cuando a uno le ha tocado dar la cara, por Jesús, y se ha envalentonado, y le ha dicho a un amigo que no está bien el estilo de vida que lleva; entonces, ¡qué gran alegría da en el corazón!
                        ¿Cuándo fue la última vez que te alegraste porque un amigo tuyo se confesó ayudado de tu oración y tu sacrificio?
Propósito: salvar ovejas.

sábado, 14 de septiembre de 2019

Exaltación de la Santa Cruz


Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna (Jn 3, 16).
Jesús, hoy se recuerda tu sacrificio en la Cruz. Gracias a que has querido cargar con nuestros pecados y sufrir voluntariamente la muerte en Cruz, ahora somos hijos de Dios. Entiendo que el precio que pagaste fue elevado. Y que estando colgado en la Cruz pensabas en el bien de las almas, más que en tu dolor –esto me lo explicaron así en Reli. Jesús, que yo me atreva a “exaltar”, a levantar también en mi vida tu cruz. Quiero, Jesús, ser generoso como Tú y pensar en el bien de los demás. Que no sea un miedoso que huye del sacrificio y de lo que cuesta.
                        Sigue hablando a Jesús sobre qué es levantar su Cruz.
Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él (Jn 3, 17).
Jesús, en una ocasión me dijeron que si un hombre era sacrificado y exigente consigo mismo entonces era muy comprensivo y cariñoso con los demás. Y la razón es porque se va pareciendo a Ti, que has venido a este mundo no para condenarlo, sino para salvar a todos por medio del sacrificio de la Cruz. A mí me falta bastante exigencia personal y por eso soy frío o malo con los demás. ¡Que me decida a ser sacrificado en el estudio y el trato con los demás!
                        Concreta pequeños sacrificios para vivir a diario.
Propósito: Levantar la Cruz de Jesús en mi vida.