domingo, 1 de noviembre de 2020

Todos los Santos. Santos del Cielo, rueguen por mí

 

Al ver Jesús a las multitudes, subió al monte; (…) y les ense­ñaba diciendo: Bienaventurados los que lloran (…), los que tienen hambre y sed (…), cuando os injurien, os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa
(cfr. Mt 5, 1-11).

Jesús, ¡qué plan más bárbaro! Lo tuyo realmente no es el Marketing. Cualquier responsable de una campaña de publicidad o el que presen­ta un programa electoral, promete el oro y el moro. Jesús, Tú en cambio, a tus discípulos -que lo dejan todo- les prometes lo que es a ojos hu­manos un fracaso: insultos, hambre, juicios y persecuciones. Jesús, quizá hay algo que se me escapa. Tú pasaste hambre y sed, lloraste por tu gran amigo Lázaro, te calumniaron y te persiguieron hasta crucificarte. Jesús, ahora voy entendiendo: vivir las Bienaventuranzas es vivir tu vida, ser como Tú.

¿Estoy imitando la vida de Jesús?

Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el Cielo
(Mt 5, 12).

Jesús, hoy es la fiesta de Todos los Santos. Tantos y tantos Santos anóni­mos: bomberos, policías, futbolistas, enfermeras, mi abuela… Jesús, yo también quiero ser santo. Con tu ayuda espero que algún día, hoy tam­bién sea mi fiesta en el Cielo.

Felicita a todos los Santos del Cielo en su fiesta. Pídeles que recen por ti

Propósito: Todos los santos, rueguen por mí.