domingo, 9 de febrero de 2014

Linternista

Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama, lo pone en el candelero para que los que entren tengan luz (Lc 8,16)
San Mateo recoge el mismo pasaje: Ni se enciende una luz para ponerla debajo de un celemín (Mt 5,15). Jesús, me encantan estas palabras antiguas: Candil, Celemín… Son palabras, tan sonoras y viejas. Mi abuela me ha explicado que Candil viene de candela. Lámpara de aceite con una mecha. Y que el Celemín era la vasija de barro que servía para guardar y medir el grano. Y por eso me pregunto: ¿Qué hace un candil debajo de un celemín? ¿Para qué sirve una luz encendida debajo de la cama? Que alguien me lo explique.
·        Cuéntale a Jesús tu posible explicación.
Sino sobre un candelero para que alumbre a todos los de la casa. Alumbre así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre (Mt 5, 15-16).
Jesús, mi hermano pequeño, que es medio atravesado para hablar, llama al médico internista: el linternista, porque dice, siempre lleva una linterna, un foquito, en el bolsillo. Pues yo también quiero ser linternista, iluminar a todos no con una linterna sino con mis buenas obras, con mi alegría, con mi simpatía. Jesús, ser tu amigo es algo luminoso que no se puede ocultar, que atrae. Esta es tu luz: sonreír, comprender, perdonar, consolar, servir… mis buenas obras y buenas notas.
·        ¿Qué obras buenas hago?

Propósito: ser linternista.