miércoles, 26 de febrero de 2014

Se hace camino al andar

Maestro hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos prohibido, porque no era de los nuestros (Mc 9,38-40).
Jesús, que mal me suena eso de no era de los nuestros, como si alguien tuviera la exclusividad en el amor a Dios, o ver en otros “la competencia”. Nos lo recuerda San Josemaría: Me decías, con desconsuelo: ¡hay muchos caminos! Debe haberlos: para que todas las almas puedan encontrar el suyo, en esa variedad admirable. ¿Confusionismo? Escoge de una vez para siempre: y la confusión se convertirá en seguridad (Camino 964).
·        Pídele a Jesús un corazón grande y abierto, alérgico a las exclusividades.
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre si no es por mí (Jn 16,6).
Tantos caminos, tantas veredas: He andado muchos caminos, / he abierto muchas veredas; / he navegado en cien mares / y atracado en cien riberas (A. Machado). ¿Cuál es el mío? ¿Acertaré? No es fácil, ¡hay tantos!: “Cada caminante siga su camino”, nos recuerda el poeta. Jesús, Tú eres el Camino, y seguiré el consejo de San Josemaría: Es preciso atravesar el mundo. Pero no hay caminos hechos para vosotros... Los haréis, a través de las montañas, al golpe de vuestras pisadas (Camino 928).
·        Pregúntale a Jesús con valentía cuál es tu vocación, por dónde te llama Él a caminar.

Propósito: buscar mi camino