martes, 18 de febrero de 2014

Yo a cuantos amo, los reprendo

A los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían más que un pan en la barca (Mc 8, 14).
¡Al que nunca se le haya olvidado algo que le mandaron que levante la mano...! A mí ¡tantas veces se me olvidan las cosas y las tareas! Especialmente los domingos. Jesús cómo me gusta que tus discípulos sean tan... normales. Y a falta de pan buenas son las tortas. No sólo se les olvida el pan, sino que además empiezan a pegarse entre ellos. Además de olvidados son susceptibles, peleoneros. Ellos comentaban: Lo dice porque no tenemos pan. Viven en su pequeño mundo. Necesitan que Jesús les despierte. Como a mí.
·        Jesús, ayúdame a evitar las peleas en casa, a salir de mi pequeño mundo.
Dándose cuenta, les dijo Jesús: ¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? (Mc 8, 17).
Jesús, les hablas de la “levadura” y te salen más perdidos y atontados. Los pobres no se enteran. Están metidos en sus cosas, en otra onda. Tú aprovechas la ocasión para con buen humor, tirarles de las orejas: ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? (Mc 8, 19). Porque donde hay cariño de verdad se puede exigir sin herir. Yo a cuantos amo, los reprendo (Ap 3,19).
·        ¿Dejo que me exijan? ¿Lo agradezco? ¿Me quedo resentido?

Propósito: dejar que me exijan.