Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de
mí. El culto que me dan está vacío (Mc 7,6).
Jesús, con palabras de
Isaías te quejas de tus contemporáneos. Cumplían las tradiciones hacían sus
rezos pero les reprochas que su corazón está lejos de mí. —¿No me pasará
a mí algo parecido? —¿No te quejarás también de mí?: Hago el 3+2, rezo el
Ángelus, e incluso hago el Vía Crucis los viernes... Jesús, que nunca me olvide
que estas prácticas de piedad son medios para acercarme más a ti, para quererte
más, pero no son fines. Jesús, Tú no eres como las máquinas de
Coca-Cola® que echas una moneda y sale la lata. Jesús, no te voy a comprar con
mis rezos, pero sí te voy a ganar con mi corazón enamorado.
·
Dile a
Jesús que le quieres mucho, ¡pero mucho!, y luego sigues.
Hipócritas, (...) ¡anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra
tradición! (Mc 7, 9).
Jesús tengo los días
súper-llenos: clases de piano, de tenis, fut, pintura... Es la tradición en
mi familia. Y como no quiero ser un hipócrita de esos, también dedico
tiempo a los demás. En el viejito del asilo que espera mi visita, en el
travieso y necio de mi hermano, en el niño al que doy catequesis... En ellos
veo tu “imagen y semejanza”, que me enamora. Ahí me esperas…
·
Dile a
Jesús que también le das tu tiempo y terminas.
Propósito: tomarme una coca-cola, por ejemplo.