domingo, 8 de enero de 2017

BAUTISMO DEL SEÑOR “Este es mi Hijo amado”

Entonces vino Jesús al Jordán desde Galilea, para ser bauti­zado por Juan (Mt 3, 13).
Cuando Juan Pablo II, siendo Papa visitó Polonia, fue a su ciudad natal Wadowiche. Lo primero que hizo fue ponerse de rodillas y pasar un largo rato de oración delante de la pila bautismal. Allí, en ese preciso lugar, fue donde sus padres, por el Bautismo, lo “revistieron de Cristo”. También, aunque no lo pidió, le vacunaron, le llevaron al pediatra, etc. Jesús, hoy, en la fiesta de tu Bautismo, te pido por todos esos niños de familias cris­tianas no bautizados y por sus padres. ¡Qué gran responsabilidad ante Dios!
Ni apellido ni herencia ni “nada”. Lo mejor es haber recibido la FE.
Jesús salió del agua; y he aquí que se le abrieron los Cielos, y vio al Espíritu de Dios que descendía en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz del Cielo que decía: “Este es mi Hijo, el amado, en quien me he complacido” (Mt 3, 16-17)
Jesús, voy a enterarme de la fecha de mi Bautizo para también celebrar­lo. No me acuerdo de nada, pero ahí estuvieron mis papás, padrinos, tíos. Jesús mío, tampoco quiso perderse tu Bautizo tu “Familia del Cielo”: acudió en pleno la Santísima Trinidad; y el Padre se emocionó tanto que no pudo callar y dijo: “Tú eres mi Hijo, el Amado, en ti me he compla­cido”.
Agradece a Jesús ser también el hijo amado, el predilecto

Propósito: Celebrar la fecha de mi Bautizo.