Viene uno de los jefes de la sinagoga
(...) se postra a sus pies, y le suplica con insistencia diciendo: Mi hija está
en las últimas. Ven, impón tus manos sobre ella para que se salve y viva (Mc
5, 22-23)
Jesús, ¿cuánto han rezado por mí mis padres?: en los 9 meses de
embarazo, las veces que he andado en el Hospital, o cuando he estado mal
portado –aunque casi nunca se enteran–. Y yo, así de mal agradecido, que rezo
por mis padres sólo lo justo. S. Josemaría, de muy pequeño, estaba desahuciado
por los médicos, –pensaban que moría esa noche–, y su mamá se lo pidió a la
Virgen, e hizo una promesa de ir en peregrinación de penitencia a la Ermita de
Torreciudad… Mi madre y mi padre me quieren un montón, pero sé que Tú, Dios
mío, me quieres más que todos las madres del mundo juntas.
Pregunta a Jesús y a los
Ángeles Custodios de tus papás lo que han rezado y hecho por ti.
Y tomando la mano de la niña, le dice:
“Talita qum”, que significa: Niña, a ti te digo, levántate. Y en seguida la
niña se levantó y se puso a andar, pues tenía doce años (Mc 5, 41-42)
Y S. Josemaría amaneció saltando en la cuna, y Dª Dolores cumplió
su promesa a Ntra. Señora, y con los años decía a su hijo “la Virgen te
salvó para algo grande”. Todo lo que Tú tienes pensado para mí, y lo que
han rezado y rezan mis padres es para algo grande. Espero que mis padres
no se asusten si no es lo que ellos tienen planeado…
¿Qué planes grandes tienes
para mí, Señor?
Propósito: Rezar más por mis padres.