sábado, 31 de marzo de 2018

Sábado Santo. Jesús, prometo nunca más dejarte

José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque ocultamente por temor a los judíos, rogó a Pilato que le dejaran retirar el cuerpo de Jesús. Y Pilato se lo permitió. Vino, después, y retiró su cuerpo. Nicodemo, el que había ido antes a Jesús de noche, vino también trayendo una mezcla de mirra y áloe, como de cien libras (Jn 19,38).
Jesús, mi buen Jesús, ¿qué te han hecho? ¡Cuánto te echo en falta! Tengo un nudo en la garganta. No puedo vivir sin tu mirada, ni tu sonrisa, sin oír tu voz ni tu risa. Hoy seré valiente e iré con Nicodemo y con José de Arimatea a pedir tu cuerpo muerto a Pilato. Me pasaré, junto a tu Madre, el día velándote, contemplando y besando tus heridas. En la hora de la soledad, del abandono total y del desprecio. Jesús, que sea valiente, que siempre dé la cara por ti.
Ante el cuerpo muerto de Jesús promete que nunca le dejarás.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos, con los aromas, como es costumbre sepultar entre los judíos (Jn 19).
Con San Josemaría: Yo subiré con ellos al pie de la Cruz, me apretaré al Cuerpo frío, cadáver de Cristo, con el fuego de mi amor..., lo desclavaré con mis desagravios y mortificaciones..., lo envolveré con el lienzo nuevo de mi vida limpia, y lo enterraré en mi pecho de roca viva, de donde nadie me lo podrá arrancar, ¡y ahí, Señor, descansad! Cuando todo el mundo os abandone y desprecie..., serviam!, os serviré, Señor.
Hoy no dejes sola a la Virgen. Espera con ella la Resurrección…
Propósito: Cumplir mis promesas.

viernes, 30 de marzo de 2018

Viernes Santo. Cristo murió por nosotros; y muerte de Cruz


Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús; y Él, con la cruz a cuestas, salió hacia el lugar llamado de la Calavera, en hebreo Gólgota, donde le crucificaron (Jn 19, 16-17).
Jesús, he llegado corriendo al Calvario acompañando a tu Madre. No puedo decir nada. Te veo. Estás allí, clavado en la Cruz, con la cara rota y el cuerpo destrozado y sangrante. Apenas puedes respirar, mientras te apoyas en tus pies atravesados para tomar aliento. La boca abierta. La mirada triste, agonizante. ¡Jesús!, ¿qué te han hecho? Me miras… y toda mi vida me parece un sinsentido. Jesús, quiero consolarte, aliviar tu dolor. Que mi vida sea tu consuelo.
Sigue contemplando y consolando a Jesús con tus palabras y tu cariño.
Padre, perdónales porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34).
Jesús, en la Cruz, todos tus gestos y palabras son de amor. Tienes los brazos abiertos, no porque estén clavados, sino porque quieres abrazar a toda la humanidad en un abrazo cósmico. Entre tus brazos me acojo y con San Josemaría te digo: Soy tuyo, y me entrego a ti, y me clavo en la Cruz gustosamente, siendo en las encrucijadas del mundo un alma entregada a ti, a tu gloria, a la Redención, a la corredención de la humanidad entera.
Busca el crucifijo más cercano y llénalo de besos.
Propósito: Besar el crucifijo.

jueves, 29 de marzo de 2018

Jueves Santo. Te adoro con devoción, Dios escondido


Como amase a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el fin (Jn 13, 1).
Jesús, tu vida terrena está llegando a su fin y el corazón se te desborda de ternura. No te mides, no eres calculador, como yo tantas veces: los amó hasta el fin. ¡Te das del todo en la Eucaristía! Ardientemente he deseado comer con vosotros esta Pascua (Lc 22, 15), nos dices con San Lucas: ardientemente, te morías de ganas, con pasión deseabas que llegara ese momento para instituir la Eucaristía, el Dios con nosotros hasta el final de los tiempos. Jesús, todo para estar cerca de un tipo como yo, qué bueno eres Jesús, qué bueno eres, no me lo merezco.
Sigue unos minutos. Agradécele que se haya querido quedar contigo
Se levantó de la cena, se quitó el manto, tomó una toalla y se la ciñó. Después echó agua en una jofaina y empezó a lavarles los pies a los discípulos (Jn 13, 4).
Jesús, al lavar los pies a los Apóstoles les estás grabando a fuego la clave de tu paso por la tierra: ser Dios es ser servidor de los demás. No basta saberlo, hace falta ponerlo en práctica cada día. Y ahí estaban los pies de Judas, el traidor. ¡Qué cariño pondrías! Seguro que te esmeraste. Jesús, quiero ser como Tú, con un corazón grande, que sepa querer a todos, lavar los pies a todos, hasta los pies de los que me pisan.
Termina pensando a quién más puedes lavar los pies...
Propósito: Lavar pies.

miércoles, 28 de marzo de 2018

Miércoles Santo. Jesús, vales más que todo el oro del mundo


Entonces, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los príncipes de los sacerdotes, y dijo: ¿Qué me queréis dar a cambio de que os lo entregue? Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata (Mt 26, 14-16).
Jesús, ¡qué mal negocio hizo Judas! ¡Qué estafa! ¡Le han engañado! También a mí el demonio me quiera estafar. Como dice San Josemaría: El mundo, el demonio y la carne son unos aventureros que, aprovechándose de la debilidad del salvaje que llevas dentro, quieren que, a cambio del pobre espejuelo de un placer —que nada vale—, les entregues el oro fino y las perlas y los brillantes y rubíes empapados en la sangre viva y redentora de tu Dios, que son el precio y el tesoro de tu eternidad (Camino 708).
Habla tú con Jesús y dile que nunca te dejarás estafar por el demonio.
Y mientras comían dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me va a traicionar. Y, muy afligidos, comenzaron cada uno a decirle: ¿Acaso soy yo, Señor? (Mt 26, 22).
Jesús, los Apóstoles se quedan muy tristes por tu anuncio de traición. Te quieren de verdad, como yo. Lo han dejado todo para seguirte, ¿¡cómo yo!?... Pero admiten humildemente la posibilidad de traicionarte, se sienten débiles, capaces de lo peor. Jesús, yo también soy capaz de todos los errores y de todos los horrores. Que sea humilde.
Pregunta a Jesús: ¿Acaso soy yo, Señor…? Y aguanta su mirada.
Propósito: Que mi vida no sea para Jesús una historia de miedo.

martes, 27 de marzo de 2018

Martes Santo. Jesús, antes morir que pecar


Cuando dijo esto Jesús se turbó en su espíritu, y declaró: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará. Los discípulos se miraban unos a otros no sabiendo a quién se refería (Jn 13, 21-22).
Jesús, te turbas, te conmueves, te duele. Después de todo lo que has hecho por Judas, el canalla va y te traiciona. Le has lavado los pies, le has llamado amigo… Cuántos momentos felices, cuántas bromas, cansancios, canciones, cuántos milagros había presenciado, y, luego…el pecado. Jesús, ¡ya no más! ¡No quiero fallarte más! ¡No quiero ser como Judas! Sé que te turba, que te duele, de manera especial, la traición de tus amigos. Jesús, con tu ayuda, nunca más.
Aprovecha y pide perdón por tus pequeñas o grandes traiciones.
Entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Y Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto (Jn 13, 27).
Jesús, las grandes traiciones, como las de Judas, vienen precedidas de pequeñas compensaciones egoístas. Los edificios no se desmoronan de repente, sino que empiezan a salir grietas pequeñas, que se van abriendo, hasta que aquello se cae. Judas robaba de la bolsa… y tras el bocado entró Satanás. Jesús, con tu gracia ayúdame a descubrir esas grietas en mi alma.
En el examen de conciencia buscaré las grietas y las goteras en mi alma.
Propósito: Nunca hacer de Judas.


lunes, 26 de marzo de 2018

Lunes Santo. Obras son amores y no buenas razones


María, tomando una libra de perfume muy caro, de nardo puro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se llenó de la fragancia del perfume (Jn 12, 3).
Jesús, ¡cómo te quiere María! ¡Qué detalle! Tú la miras con infinito cariño y la dejas hacer. No es tanto la calidad del perfume muy caro de nardo puro sino el amor que María pone. Está demostrándote que vales más para ella que todo lo que cuesta aquel perfume tan caro. Jesús, y yo, ¿cómo te demuestro mi amor? ¿En qué se concreta? Me miras, también con cariño, como a María, y me susurras al oído: Obras son amores y no buenas razones.
¿A qué huelo? ¿Con qué buenas obras de amor perfumo mi vida?
Dijo entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregarle: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres? (Jn 12, 4-5).
Jesús, la misma historia de siempre. Ahora algunos tampoco entienden que los cristianos queramos darte lo mejor. No siempre es el amor a los pobres, lo que les lleva a pensar así, como no lo era el caso de Judas. Es simplemente falta de Fe, visión humana, que impide luego amar de verdad a los pobres. Jesús, que sea generoso contigo, no sólo con el dinero, sino también con mi tiempo… y así te podré ver en cada uno de los pobres.
Hasta los 10 minutos, piensa en obras de amor a Dios y a los demás.
Propósito: No ser tan tacaño con Dios.

domingo, 25 de marzo de 2018

Domingo de Ramos. Jesús, que sea valiente


Las muchedumbres que iban a la fiesta, oyendo que Jesús se acercaba a Jerusalén, tomaron ramos de palmas, salieron a su encuentro y gritaban: Hosanna, bendito el que viene (Jn 12, 12-13).
Jesús, hoy comienza la Semana Santa. En pocos días vas a culminar tu misión en la tierra. Nos vas a dejar tu mandamiento nuevo del amor; vas a lavar los pies a tus discípulos; vas a pedir por los cristianos de todos los tiempos (también por mí); te me vas a entregar en la Eucaristía; vas a sudar sangre; te van a apresar y tus discípulos te abandonarán. Te azotarán y te golpearán; se burlarán de ti. Llevarás, medio desmayado, la Cruz de tu muerte y de mi salvación hasta el Calvario. Allí morirás perdonando. Y yo, Jesús,… todos estos días muy pegadito a ti.
Dile, con tus palabras, que no quieres dejarle solo ni un momento.
Jesús encontró un borriquillo y se montó sobre él, conforme a lo que está escrito: No temas, hija de Sión. Mira a tu rey, que llega montado en un pollino de asna (Jn 12, 14-15).
No temas hija de Sión… Pero, vamos a ver: ¿Qué es lo que me da miedo? ¿No soy acaso hijo de Dios?... ¡¿Entonces…?! Jesús, Tú eres el Rey de Israel, Tú eres el Rey del mundo. Nada sucede sin que Tú lo permitas, y siempre será para bien. Jesús, contigo, siempre valiente. Necesitas Hombres y Mujeres valientes.
Jesús, quiero ser muy valiente.
Propósito: No ser gallina.

sábado, 24 de marzo de 2018

Jesús, eres la Verdad, de verdad de la buena


Muchos, al ver lo que había hecho Jesús, (la resurrección de Lázaro) creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús (Jn 11, 46).
Jesús, que curioso, ante un mismo hecho dos reacciones opuestas: unos creen y otros te acusan. Es lo mismo que pasa ahora... Como dice un filósofo: Dios actúa en el claroscuro, de modo que hay bastante luz para quien quiere ver, y bastante oscuridad para quien no quiere ver. No es tanto la luz sino las disposiciones interiores. Jesús, tengo amigos que me preguntan por qué ahora no hay milagros espectaculares como los de antes… Pero que ellos no los ven: el milagro de un amanecer, una nueva vida, la sonrisa de un niño, una confesión, entregar la vida entera a Dios… y también de los otros.
Cuenta a Jesús el último milagro que hayas vivido. Agradéceselo.
Este hombre hace muchos signos. Si le dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán (Jn 11,47).
¡Qué terrible! En vez de buscar la verdad piensan solo en su comodidad, en lo que más le convenga. Se cumple lo de San Pablo a los Romanos: hombres que tienen aprisionada la verdad en la injusticia (Rm 1,18). Cuando se violenta la verdad todo vale. Jesús, que siga el consejo del poeta: “¿Tu verdad? No, la Verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela”.
El que busca con sinceridad la Verdad acaba encontrando a Cristo
Propósito: buscar la Verdad, de verdad de la buena.

viernes, 23 de marzo de 2018

La violencia ni vence ni convence


Los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús (Jn 10, 31-42).
Jesús, lo de tus paisanos y su afición a lanzar piedras es impresionante. Si no fuera algo tan triste, sería para echarse a reír. Le gusta eso de apedrear a la gente. ¡No perdían ocasión! Primero quisieron apedrearte a Ti, —nos lo acaba de contar San Juan—; también lo intentaron con aquella desdichada mujer: El que esté sin pecado que tire la primera piedra (Jn 8,7). Al pobre de San Pablo en Tesalónica una lluvia de piedras casi le costó la vida: Apedrearon a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad creyéndole muerto (Act 14,19). Y por último, San Esteban no tuvo tanta suerte y murió lapidado: Se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearle (Act 7,58).
A veces, las piedras que más duelen son los comentarios hirientes, las palabras vanas, los juicios gratuitos, las opiniones sin venir a cuento…
Él les replicó: Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿Por cuál me apedreáis? (Jn 10, 31-42).
Jesús, ante la fuerza bruta respondes con sabiduría e ingenio. Porque quien usa la violencia ni vence ni convence. El que más grita habitualmente no lleva la razón y el que usa la violencia pierde cualquier autoridad y se descredita delante de Dios y de los hombres.
Jesús, ayúdame a ser manso y humilde de corazón, como Tú.
Propósito: No tirar piedras a la gente, ni a los gatos.

jueves, 22 de marzo de 2018

Para Dios toda la gloria


Si alguno guarda mi palabra, jamás gustará la muerte. ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Abrahám, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes tú? (Jn 8, 52-53).
Jesús, pero, ¡qué pesados esos fariseos! Cuántas veces se lo has repetido, pero no se quieren enterar. En el fondo no buscan la Verdad sino atraparte en alguna palabra para poder acusarte. Jesús, yo también, a veces, encuentro personas así: no les gusta la Verdad, son alérgicos a la Verdad y sólo les interesa la manera de retorcer mis palabras, dejarme en ridículo, reírse de mí. Jesús, ayúdame a tener tu paciencia, esa mansedumbre que Tú has tenido siempre con los que no te comprenden.
Como en el chiste: Jesús, dame paciencia…, ¡pero dámela YA!
Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada vale (Jn 8, 54).
Cuántas veces, Jesús, estoy buscando el éxito personal, el lucimiento propio: ser el más listo, el más guapo, el más inteligente, el más alto, y, además, ¡que se note! ¡Que todo el mundo lo diga! Recuerdo lo que contaban de un famoso Tenor Ruso que al final de las actuaciones se ponía en bajito a ladrar mientras el público puesto en pie le aplaudía. La situación se repetía una y otra vez. Pero los ladridos no pasaron inadvertidos. —¿Por qué ladras? Le preguntó preocupado un amigo suyo. Un día te lo cuento. Por fin tomando café llegó la respuesta en forma de pregunta: —Pero vamos a ver ¿Quién ladra? —Los perros (en inglés DOG). Pues eso es lo que hago yo, le devuelvo a Dios lo que es suyo: Deo Omnis Gloria, para Dios toda la gloria.
Regálale a Jesús toda tu gloria humana, y terminas.
Propósito: cuando me enaltezcan, ladrar (guau, guau…)

miércoles, 21 de marzo de 2018

La Verdad os hará libres


Si vosotros permanecéis en mi palabra, sois en verdad discípulos míos, conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8, 31-32).
Jesús, ¡cuánta mentira veo a mi alrededor!, ¡cuánta apariencia!, ¡cuánta falsedad! Veo como hablan algunos de mis amigos, como se arreglan algunas de mis amigas, como se visten y pienso: ¡Qué gran mentira! Lo peor de todo es que a mí me pasa lo mismo: me gusta aparentar, fijarme en la “marca”, provocar,… Jesús, Tú quieres que vaya bien, a la moda, elegante… Nada hay tan hermoso ni tan atractivo como el esplendor de la Verdad, la verdad en mi vida; una verdad que libera.
Dile a Jesús que quieres ser de Verdad, Auténtico, Cristiano 100%
Le respondieron: Somos linaje de Abrahán y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres? Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado, esclavo es del pecado (Jn 8, 33-34).
Jesús, a veces se me llena la boca cuando digo: ¡Soy libre! Y resulta que luego no soy capaz de levantarme a la hora, o soy esclavo de un capricho, o prisionero de un programa de Tv… ¿Soy libre? Me parece que no, hasta que rompa esas cadenas que me esclavizan: las 7 cadenas de los pecados capitales, las 7 cadenas de series de televisión, las cadenas de algunas amistades que me pervierten.
¿Qué cadenas voy a romper hoy? ¡Cuento con toda la gracia de Dios!
Propósito: liberarme de alguna cadena.

martes, 20 de marzo de 2018

Jesús, que cuando me vean, Te vean


¿Tú quién eres? (…) Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy (Jn 8, 25.28).
Jesús, levantado, colgado, significa crucificado. Jesús, les estás diciendo que sólo en y desde la Cruz pueden entender quién eres. Y es que no se te puede separar de la Cruz. Preguntaron a un conocido pintor: —¿Mi cuadro favorito? No tengo. A mí me gusta Velázquez (…). Cuando pienso en Velázquez, nunca pienso en un cuadro, sino en una persona a la que quiero mucho. Recuerdo un día que estaba mirando (su Cristo en la Cruz) y de repente sentí que ese hombre me estaba viendo, me estaba escuchando… No está muerto, un muerto flexiona las rodillas. Ese hombre está con la cabeza baja y sabe que estamos aquí (...). Cuando una persona te gusta de un modo tan profundo y cuentas con él para tantas cosas, y dialogas con él, es una referencia en tu vida.
¿Sabe Jesús qué estás con Él? Busca un crucifijo bésalo, y se lo dices.
El que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo porque yo hago siempre lo que le agrada (Jn 8, 29).
Y sigue diciendo el mismo pintor: El misterio de este Cristo, algo tiene que ver con lo espiritual, con la profundidad y la bondad. En el cristianismo se han hecho pocas imágenes como esta, tan liberadoras de toda violencia, de toda amenaza al espectador. Pero tampoco te mueve a sentir pena por el personaje. Realmente desvela lo espiritual con una profundidad como muy pocas veces se ha hecho. Es un Cristo limpio de sangre….
Cristo en la Cruz lo atrae todo hacia sí: miradas, sueños, vidas.
Buscar una imagen del Cristo de Velázquez y mirarla.


By Diego Velázquez - [1], Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4214227

lunes, 19 de marzo de 2018

San José. Hizo como el Ángel del Señor le había mandado


José era el esposo de María, de la cual nació Jesús (Mt 1, 16).
Jesús, ¡pobre San José! Ha sufrido un auténtico complot del silencio. Ni San Marcos ni San Juan le citan en sus Evangelios. San Lucas y San Mateo no registran ni una sola palabra del Patriarca. Pero su figura no ha hecho más que crecer a lo largo de la historia. Es la grandeza de quien ha buscado ocultarse y desaparecer para no hacer sombra ni a Jesús ni a María Santísima. Por eso dice Sta. Teresa: San José es Padre y Señor que acompaña en su camino terreno a quienes le veneran, como protegió y acompañó a Jesús, mientras crecía y se hacía hombre. Tratándole se descubre que el Santo Patriarca es, además Maestro de vida interior: Porque nos enseña a conocer a Jesús, a convivir con Él, a sabernos parte de la familia de Dios (Sta. Teresa, Libro de su Vida 6, 8).
Pide por todos los Pepes, Josés, Giuseppes, Joseph… que conozcas.
Al despertar de su sueño hizo como el Ángel del Señor le había mandado (Mt 1, 24).
Jesús, hoy también es el día del padre y me he propuesto no despertar a mi papá temprano. Quiero que todo lo que sueñe se haga realidad, como le pasó a San José. Es lo que dice un amigo mío: Para que algo sea realidad antes hay que soñarlo. ¿Con qué soñará mi papá? Sospecho que conmigo, mis hermanos, mi mamá: Vernos a todos muy felices, aquí en la tierra y, después, en el Cielo: Papá: ¡Dulces sueños!
Da gracias a Jesús por tu papá. De todos los posibles… es el mejor.
Propósito: Soñar despierto: ZZzz…

domingo, 18 de marzo de 2018

Jesús, quiero ver tu rostro


Había algunos griegos; éstos acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, quisiéramos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús” (Jn 12,20)
—¡Han llegado los griegos! —¡Los griegos! ¡ya están aquí…! Gritó uno. —Que son griegos de verdad, volvió a gritar. En torno a ellos se arremolinaban los curiosos: ¡Pero qué raro hablan! ¡Qué túnicas tan feas! Por fin, Felipe que chapurreaba un poco su idioma oyó que le rogaban bajito algo así como: “Seor, quisiramos ver a Jes”. —¿Qué dicen? ¿Qué quieren? —Dicen que quieren ver a Jesús. Todo el mundo se quedó en silencio ensimismado como pensando: Vemos a Jesús a diario y no nos damos cuenta. Y yo, ¿me doy cuenta?
Jesús, ayúdame a valorar tu cercanía. Que me dé cuenta.
Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí. Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir (Jn 12,33).
Y tú, Jesús, ¡de qué les ibas a hablar más que de la Cruz!, Escándalo para los judíos, locura para los griegos (1 Cor 1,23). Y los griegos se volvieron locos, pero de alegría: ¡habían visto a Jesús! Desde la Cruz Jesús atrae a sí a toda la humanidad. Jesús, que te pongo en lo más alto de mi vida.
Poner a Cristo en lo más alto de mi deporte, estudio, juegos, baile…
Propósito: comerme un yogurt “griego”

sábado, 17 de marzo de 2018

Cinco minutos de Evangelio, por lo menos


Unos decían: Este es verdaderamente el Profeta. Otros: Este es el Cristo. En cambio, otros replicaban: ¿Acaso el Cristo viene de Galilea?
Jesús, el conductor del autobús que me lleva todos los días al cole se llama don Segundo. Es un hombre muy bueno, muy puntual, que hace honor a su nombre: ¡Llega al segundo! Se lo decimos y se ríe. Y ya, en el colegio, encuentro la clase limpia y ordenada: ha sido Hortensia que por las tardes hace la limpieza. Y no sé cómo lo consigue Charo, la Jefa de Limpieza, pero cada día organiza todo. Jesús, ellos, quizá sin darse cuenta son Cristo. No son don Segundo, ni Hortensia, ni Charo: eres Tú, Cristo que te haces presente. Este es el Cristo, que no ha venido a ser servido, sino a servir.
¿Conozco el nombre del chófer del bus? ¿Rezo por él, se lo agradezco?
¿Por qué no le habéis traído? Respondieron los alguaciles: Jamás hombre alguno habló así. (Jn 7, 45-46).
Jesús, ¡qué bien hablabas! Los que te oían se quedaban boquiabiertos, embelesados, escuchándote: ¡Más, más… otros cinco minutos más porfa..! ¡La de la oveja perdida! ¡La del hijo pródigo! ¡Maestro, la última parábola! Jesús, Tú eres el Verbo hecho carne, eres La Palabra encarnada y los Evangelios son La Palabra encuadernada, por eso cada día, después de leerlos, los beso, te beso a Ti.
¿Leo el Evangelio cada día?
Propósito: Conocer más a Jesús.

viernes, 16 de marzo de 2018

Jesús, que no se me arrugue el ombligo


Entonces, algunos de Jerusalén decían: ¿No es éste el que buscan para matarle? Pues mirad cómo habla con toda libertad y nada le dicen (Jn 7, 25).
Jesús, te buscan para matarte; tu vida corre peligro pero no te escondes, sino que continúas con tu misión de enseñar el Evangelio a todas la gentes. En cambio yo, Jesús, cuánta cobardía tengo a veces. Veo que debería decirle algo a ese amigo, o cortar una conversación cochina, o defender a la Iglesia o al Papa ante esa crítica. Pero me tiemblan las rodillas y me quedo allí arrinconado, escondido en mi silencio, y pierdo una oportunidad estupenda de darte a conocer.
Dile a Jesús que te dé una buena dosis de VALENTÍNA® (vía oral).
Jesús, enseñando en el Templo clamó: Me conocéis y sabéis de dónde soy (Jn 7, 28).
Jesús, quiero conocerte cada vez mejor. Quiero enterarme bien de tu vida para tratarte, quererte y luego poder transmitirla a los demás. Al regalarte aquella Historia de Jesús, puse como dedicatoria: Que busques a Cristo: Que encuentres a Cristo: Que ames a Cristo. Son tres etapas clarísimas. ¿Has intentado, por lo menos, vivir la primera? (Camino 382). Y cuando no entienda algo, que no me quede con la duda; lo preguntaré en la dirección espiritual.
Di a Jesús que le quieres conocer mejor cada día y terminas.
Propósito: Tomar VALENTINA®.

jueves, 15 de marzo de 2018

No tengáis miedo. Abrid las puertas a Cristo…


Yo he venido en nombre de mi Padre y no me recibís; si otro viniera en nombre propio, a ése lo recibiríais (Jn 5, 42).
Jesús, fíjate si soy tonto que a veces pienso que ya te conozco lo suficiente y que me cansas. Entonces ya no te recibo. E incluso me quejo cuando tengo que estudiar el catecismo o asistir a una plática. —¿¡Otra vez Misa…?! ¡Vaya aburrimiento…! Tú, que te me acercas, que quieres ser mi amigo, y yo… no te recibo. Y, en cambio, recibo a Batman, a los Simpson, o Walking dead. Jesús, que te reciba siempre con alegría en los sacramentos, en los medios de formación.
Jesús, te pido por los que se preocupan de mi formación.
¿Cómo podéis creer vosotros, que recibís gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que procede del único Dios? (Jn 5, 43).
Jesús, me doy cuenta que la fe se robustece con el estudio y con la formación. No es lógico que vaya creciendo en mi cultura, mi ciencia, mi capacidad, y continúe con una formación religiosa de primera comunión. Ya va siendo hora de sustituir en el alma los dientes de leche de niño por una dentadura fuerte: con mi formación y doctrina echaré el diente a cualquiera que se ponga por delante. Jesús, mi inteligencia es un chispazo de tu Sabiduría y, por eso, nada hay más razonable que creer y estoy dispuesto a demostrarlo…
Dos más dos: Cuatro. Dos más Dios: Infinito (y yo soy el dos).
Propósito: Abrir la puerta.

miércoles, 14 de marzo de 2018

Mi Padre sigue actuando y Yo también actúo


Dijo Jesús a los judíos: Mi Padre sigue actuando y Yo también actúo. (…) Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre (Jn 5, 17.19).
Jesús, esto que leo El Hijo no puede hacer nada por su cuenta…, me trae recuerdos de la infancia. Cuando era pequeño, más pequeño todavía, no te rías, un día mi papá me dijo: Hijo mío ya te estás haciendo un hombre. Ha llegado el momento de que aprendas a montar solo en bicicleta. Entonces, quitó los ruedines y agarrándome por detrás me dijo —Hijo mío, pedalea… Yo pensaba que él me sujetaba: Mi Padre sigue actuando y Yo también actúo. Y cuando quise mirar para atrás, estaba, pero lejos. Todo orgulloso me gritaba: —pedalea, pedalea… y Tú, Jesús, me dices: —Vamos, no te pares, así, muy bien…
Dile que sólo quieres dar motivos para que se sienta muy orgulloso.
Yo no puedo hacer nada por mí mismo; (…) porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió (Jn 5, 30).
Jesús, yo soy un voluntarista; lo que se dice un voluntas. Me creo que voy a ganar el Cielo, yo solo, a fuerza de bíceps, tríceps y cuádriceps. Y, de repente: ¡Cataplum chispúm! De buenas a primeras me vengo abajo con todo y de boca. Jesús, que no me fíe de mí; que sólo me fíe de Ti y de tu Gracia.
Termina diciendo: Jesús, hágase tu voluntad… no la mía.
Propósito: Pedalea, que algo queda.

martes, 13 de marzo de 2018

Aquí estoy, para un cosido como para un zurcido


Había un hombre que padecía una enfermedad desde hacía treinta y ocho años. Jesús, al verlo tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dijo: ¿Quieres ser curado? (Jn 5, 3-4).
Jesús, ves a ese hombre que lleva tanto tiempo paralítico -¡treinta y ocho años!- y te compadeces de él. ¿Quieres ser curado?, le preguntas. Jesús, también a mí me haces preguntas: ¿Quieres ser curado? ¿Quieres que te ayude a superar este o aquel defecto? ¿Quieres que te dé alas para volar en tu vida interior? Jesús, te parecerá mentira pero… a veces te digo que no, que no me interesa comprometerme (tener dirección espiritual, hacer un retiro, asistir a una charla), no sea que me complique la vida. ¡Jesús no me dejes solo con mi egoísmo (huele tan mal)!
El amor de verdad exige compromiso. ¿Me comprometo con Dios?
El enfermo le contestó: Señor, no tengo un hombre que me introduzca en la piscina cuando se mueve el agua (Jn 5, 8).
¡Cuánta gente podría decir lo mismo!: Jesús, no tengo un hombre, no tengo a nadie que me eche una mano, que me ayude, que me oriente; nadie que me dé un buen consejo; nadie que me apoye cuando lo estoy pasando mal. Jesús, de los que están a mi alrededor, ¿puede quejarse alguno de mí? Jesús, que en el día del Juicio nadie pueda decir que no le ayudé. Tengo que abrir los ojos para que a nadie le falte mi cariño, mi ayuda, mi palabra de cristiano.
Dile a Jesús, a qué personas estás dispuesto a ayudar.
Propósito: No esperar a tener 38 años…

lunes, 12 de marzo de 2018

Como los míos… no hay (padres) iguales


Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Galilea a Judea, fue a verle, y le pedía: (…) Señor, baja antes de que se muera mi niño (Jn 4, 46-47).
Jairo te fue a buscar para que le curases a su hijita de 12 años; la mujer cananea, la de los perrillos, consiguió que sanaras a su niña; también lo logró el padre de aquel chico lunático que se tiraba al fuego; incluso la Viuda de Naim, sin pedirlo, sin palabras, sólo con su mirada, consiguió que le resucitaras a su único hijo; hoy, en el Evangelio, es el funcionario de Cafarnaún. Todos estos padres angustiados no pedían para sí mismos, sino para sus hijos. Jesús, muchas gracias por darme unos papás que me quieren tanto, tanto, que siempre me llevan hacia ti.
Hay padres normales, fenomenales, pero como los míos no hay iguales.
Sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: Hoy a la una le dejó la fiebre (Jn 4, 51-53).
¡Vaya cara de susto se le pondría al pobre padre cuando vio que se le acercaban sus criados! Esperaba lo peor… ¡Vaya brinco de alegría cuando recibió la noticia!: Batió el record de salto de altura, seguro. Jesús eres el mejor antipirético, el mejor remedio contra la fiebre.
Repite muchas veces: ¡Jesús, muchas gracias por mis padres!
Propósito: No molestar a mis padres.

sábado, 10 de marzo de 2018

Tanto amó Dios al mundo…


Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en Él no perezca sino que tenga vida eterna (Jn 3,14).
Jesús, las lecturas de hoy son muy matemáticas: Juan”pi” (Jn 3,14-16). Perdona… ¡estoy tontón! Se dice que San Juan de la Cruz escuchó de metiche la conversación íntima de la Santísima Trinidad. Ésta es parte de la transcripción: En aquel amor inmenso /que de los dos procedía, /palabras de gran regalo /el Padre al Hijo decía, / de tan profundo deleite /que nadie las entendía; /solo el Hijo lo gozaba /que es a quien pertenecía. / Pero aquello que se entiende, / desta manera decía: / Nada me contenta, Hijo, /fuera de tu compañía. /Y si algo me contenta, /en ti mismo lo quería. /El que a ti se parece, /a mí más me satisfacía; /y el que en nada te semeja, /en mi nada hallaría.
Felicita a Jesús por tener en el Cielo una Familia tan unida: La Trinidad.
Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar el mundo, sino para que el mundo se salve por Él (Jn 3,16).
Parece ser, lo dice el santo, que en ese diálogo de amor intratrinitario salimos citados. En este caso, por excepción, si que está permitido ser un poco metiche y ponemos la oreja: Al que a ti te amare, Hijo, /a mi mismo le daría, /y el amor que yo en ti pongo, /ese mismo en él pondría, /en razón de haber amado /a quien yo tanto quería.
Dile a Jesús que te quieres parecerte a Él para recibir el Amor del Padre.
Propósito: tratar a la Santísima Trinidad.

Humildad es andar en Verdad


El fariseo quedándose de pie, oraba para sus adentros: Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni como este publicano. Ayuno dos veces por semana, pago el diezmo de todo lo que poseo (Lc 18, 9-14).
Jesús, el fariseo de la parábola se creía muy bueno: No soy como los demás hombres. Solo le hace falta decir: “No me beso porque no me llego que sino…” Jesús, no hay cosa más fea que eso de colgarse medallas y hablar bien de uno mismo: Ayuno dos veces por semana, pago el diezmo de todo lo que poseo. Jesús, ¡ayúdame a ser humilde! ¡Que no me lo crea!
Santa Teresa: “Humildad es andar en verdad”. Tengo que ser verdadero.
Porque todo el que se ensalza será humillado, y todo el que se humilla será ensalzado”
(Lc 18, 9-14).
De la mano de San Josemaría, “Déjame que te recuerde, entre otras, algunas señales evidentes de falta de humildad: —pensar que lo que haces o dices está mejor hecho o dicho que lo de los demás; —querer salirte siempre con la tuya; —disputar sin razón o —cuando la tienes— insistir con tozudez y de mala manera; (…) —despreciar el punto de vista de los demás; —no mirar todos tus dones y cualidades como prestados;(…) —citarte a ti mismo como ejemplo en las conversaciones; —hablar mal de ti mismo, para que formen un buen juicio de ti o te contradigan (Cfr. Surco 263).
Sigue leyendo por tu cuenta Surco 263 ¿Te sientes retratado…?
Propósito: no colgarme medallas.

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Déjame que te recuerde, entre otras, algunas señales evidentes de falta de humildad:

—pensar que lo que haces o dices está mejor hecho o dicho que lo de los demás;

—querer salirte siempre con la tuya;

—disputar sin razón o —cuando la tienes— insistir con tozudez y de mala manera;

—dar tu parecer sin que te lo pidan, ni lo exija la caridad;

—despreciar el punto de vista de los demás;

—no mirar todos tus dones y cualidades como prestados;

—no reconocer que eres indigno de toda honra y estima, incluso de la tierra que pisas y de las cosas que posees;

—citarte a ti mismo como ejemplo en las conversaciones;

—hablar mal de ti mismo, para que formen un buen juicio de ti o te contradigan;

—excusarte cuando se te reprende;

—encubrir al Director algunas faltas humillantes, para que no pierda el concepto que de ti tiene;

—oír con complacencia que te alaben, o alegrarte de que hayan hablado bien de ti;

—dolerte de que otros sean más estimados que tú;

—negarte a desempeñar oficios inferiores;

—buscar o desear singularizarte;

—insinuar en la conversación palabras de alabanza propia o que dan a entender tu honradez, tu ingenio o destreza, tu prestigio profesional...;

—avergonzarte porque careces de ciertos bienes...
Surco 263

viernes, 9 de marzo de 2018

El primer mandamiento es ESCUCHA


¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Jesús respondió: Escucha, Israel, el Señor Dios nuestro es el único Señor (Mc 12, 28-30).
Jesús, me lo puedes decir más fuerte, pero no más claro: ¿Qué es lo primero? ¿Qué es lo más importante? Me respondes: Escucha, Israel…, escucha, Marta; escucha, Andrés; escucha Nacho, escucha ….. (pon tu nombre). Jesús, al hacer cada día el 3+2, mi rato de oración, no te oigo, me cuesta conectar contigo. Quizá es que tengo que bajar el volumen de mi ruido interior, vaciar la cabeza de pájaros y ponerme a la escucha. ¡Qué alegría cuando sintonizo! ¡Qué maravilla cuando oigo tu voz! Jesús, estoy a la escucha. Pero, por favor, no hables tan bajito.
Primero sintoniza y luego escucha lo que Jesús te quiera decir.
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas (Mc 12, 28-30).
Jesús, se ve que no te gusta compartir, ¡lo quieres todo, me quieres del todo! Eso de amarte completamente y con exclusividad me parece ¡tan difícil! Sabes, Jesús, me gusta el tenis y los perros y Harry Potter y, no te rías, Jesús, la pizza y la Ketchup, y tantas otras cosas. Jesús, qué bueno eres, porque queriéndote a ti, con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente y con todas mis fuerzas, amo todas esas cosas que me gustan y sobre todo amo a mi prójimo.
Cuéntale lo que más te gusta.
Propósito: Comer una pizza sin carne ni jamón (por ejemplo).

jueves, 8 de marzo de 2018

Jesús: Siempre contigo


El que no está conmigo, está contra mí (Lc 11, 23).
No caben las medias tintas. Jesús, en esto de ser cristiano no valen las gamas de grises ni las mediocridades; hay que involucrarse, implicarse, darse color, diría mi amigo. O contigo, o contra ti. Qué absurdo cuando oigo: Yo soy cristiano, pero no practicante. Eso sí que es lo peor: un cristiano fofo, frío, entibiado. San Pedro, con palabras inspiradas, recrimina a los cristianos corrompidos de su tiempo, también los había, que en ellos se cumple aquel proverbio tan acertado: el perro vuelve a su propio vómito y la cerda lavada a revolcarse en el fango (2 Pet 2, 22). ¡Qué duro!
Jesús, ¿te he dejado alguna vez solo? Nunca más, Jesús, nunca mais.
El que no recoge conmigo, desparrama (Lc 11, 23).
Jesús, yo no quiero ser ni malo ni malote, ¡de verdad que no quiero serlo!; pero lo peor es que me conformo con ser buenecito, normal, uno más del montón. Me pasa como aquel chico al que su profesor le animaba a salir de la mediocridad, del montón y éste respondía: Es que debajo del montón ¡se está tan calentito…! Jesús, ahora es tiempo de héroes, de santidad: El que no recoge conmigo, desparrama. Jesús, que no me desparrame más, que me decida a ser santo ¡de verdad!
Jesús: ¡No más desparrame! Me recojo en ti.
Propósito: Salir de debajo del montón.

miércoles, 7 de marzo de 2018

El que salta la valla, cae en la trampa…


No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles su plenitud. En verdad os digo que mientras no pasen el Cielo y la Tierra, no pasará de la Ley ni la más pequeña letra o trazo hasta que todo se cumpla (Mt 5, 17-19).
Jesús, en el ambiente noto un terror a las normas, a los mandamientos, como si fueran en contra de mi libertad. Yo creo en Dios, pero a mi manera; así es más espontáneo, más natural, dicen muchos. En cambio, bien que siguen las normas de tráfico y no salen de los límites de la carretera, aunque las vallas restrinjan su libertad. Que me dé cuenta, Jesús, que los mandamientos son carreteras que me señalan la buena dirección, el mejor modo de llegar al destino correcto, para llegar hasta Ti.
Un mandamiento nuevo os doy, que os améis… ¿Ya lo he estrenado?
El que los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los Cielos.
Jesús, ¡cuántas veces lo he comprobado!: El que salta la valla, cae en la trampa. En mi afán de probarlo todo, saberlo todo, curiosearlo todo, de verlo todo… He abierto puertas y superado barreras: ¡Qué difícil después dar marcha atrás! ¡Qué amargas experiencias! ¡Qué imágenes tan sucias! ¡Buscaba más libertad y he caído en la trampa del pecado que me esclaviza! Jesús, con tu ayuda quiero cumplir tus mandatos ¡que liberan!
¿En qué trampas suelo caer? ¿Qué es lo que me esclaviza?
Propósito: No caer en la trampa del pecado.

martes, 6 de marzo de 2018

Mi mayor talento será ganar crédito con Jesús


Le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con que pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones y que pagara así (Mt 18, 24-25).
Jesús, ¡pobre hombre! Se había metido en un buen lío, ¡debía 10.000 talentos! He investigado en Wikipedia debía algo así como 2 mil millones de dólares, ¡una barbaridad! Aquel hombre jamás podría pagar su deuda… Supongo que se arruinaría jugando en los Casinos, o qué se yo. Pero lo que no entiendo es que para pagar su deuda tuvieran que vender también a su mujer e hijos… ¡Qué culpa tienen! Jesús, ya sé que se trata de una parábola, no soy tan tarado. Me dices: todo lo que hago o dejo de hacer influye en mi familia, en mis amigos… para bien o para mal, yo soy ¡el culpable!
Jesús, que con mi vida sea culpable del “buen ejemplo”.
Arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”. El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda (Mt 18, 26-27).
Una vez, el Beato Álvaro del Portillo, leyó en los periódicos el problema de países pobres, que no logran hacer frente a sus deudas. Al recibir préstamos no pueden pagar los intereses y entonces se les cierra el grifo de los créditos. Así cada vez son más pobres. Don Álvaro contaba entonces que nuestra deuda con Dios es infinita, ¡nunca podremos pagarla!; pero que cada vez que nos confesamos, Dios nos la perdona del todo, y además siempre nos da crédito, se fía de nosotros.
Jesús, mi mayor Talento será perdonar como tú me perdonas.
Propósito: Confesarme cada semana y ganar más crédito con Jesús.