martes, 6 de marzo de 2018

Mi mayor talento será ganar crédito con Jesús


Le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con que pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones y que pagara así (Mt 18, 24-25).
Jesús, ¡pobre hombre! Se había metido en un buen lío, ¡debía 10.000 talentos! He investigado en Wikipedia debía algo así como 2 mil millones de dólares, ¡una barbaridad! Aquel hombre jamás podría pagar su deuda… Supongo que se arruinaría jugando en los Casinos, o qué se yo. Pero lo que no entiendo es que para pagar su deuda tuvieran que vender también a su mujer e hijos… ¡Qué culpa tienen! Jesús, ya sé que se trata de una parábola, no soy tan tarado. Me dices: todo lo que hago o dejo de hacer influye en mi familia, en mis amigos… para bien o para mal, yo soy ¡el culpable!
Jesús, que con mi vida sea culpable del “buen ejemplo”.
Arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”. El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda (Mt 18, 26-27).
Una vez, el Beato Álvaro del Portillo, leyó en los periódicos el problema de países pobres, que no logran hacer frente a sus deudas. Al recibir préstamos no pueden pagar los intereses y entonces se les cierra el grifo de los créditos. Así cada vez son más pobres. Don Álvaro contaba entonces que nuestra deuda con Dios es infinita, ¡nunca podremos pagarla!; pero que cada vez que nos confesamos, Dios nos la perdona del todo, y además siempre nos da crédito, se fía de nosotros.
Jesús, mi mayor Talento será perdonar como tú me perdonas.
Propósito: Confesarme cada semana y ganar más crédito con Jesús.