Entonces, algunos de Jerusalén decían: ¿No es éste el que buscan
para matarle? Pues mirad cómo habla con toda libertad y nada le dicen (Jn 7,
25).
Jesús, te buscan para matarte;
tu vida corre peligro pero no te escondes, sino que continúas con tu misión de
enseñar el Evangelio a todas la gentes. En cambio yo, Jesús, cuánta cobardía
tengo a veces. Veo que debería decirle algo a ese amigo, o cortar una
conversación cochina, o defender a la Iglesia o al Papa ante esa crítica. Pero me
tiemblan las rodillas y me quedo allí arrinconado, escondido en mi
silencio, y pierdo una oportunidad estupenda de darte a conocer.
Dile a Jesús que te dé una buena dosis de VALENTÍNA®
(vía oral).
Jesús, enseñando en el Templo clamó: Me conocéis y sabéis de dónde
soy (Jn 7, 28).
Jesús, quiero conocerte cada vez mejor. Quiero enterarme bien de tu
vida para tratarte, quererte y luego poder transmitirla a los demás. Al
regalarte aquella Historia de Jesús, puse como dedicatoria: Que busques a
Cristo: Que encuentres a Cristo: Que ames a Cristo. Son tres etapas clarísimas.
¿Has intentado, por lo menos, vivir la primera? (Camino 382). Y cuando no
entienda algo, que no me quede con la duda; lo preguntaré en la dirección
espiritual.
Di a Jesús que le quieres conocer mejor cada día y terminas.
Propósito: Tomar VALENTINA®.