Y les decía: La mies es mucha, pero los obreros pocos (Lc
10, 2).
Jesús,
mi abuela, que de campo entiende bastante, me ha explicado que eso de la mies,
es el trigo. Además, como es de la edad de Matusalén todavía se acuerda de
cuando no había cosechadoras y entonces se contrataban segadores, los obreros.
Jesús, me imagino la escena: El verano ya estaba avanzado. Una brisa mueve el
trigo ondulante. Vas caminando mientras bromeas con tus discípulos. Quizá sale
alguna ave volando a tu paso. Ese año la cosecha iba a ser magnífica. Y les
decías: La mies es mucha, pero los obreros pocos… Es entonces cuando me viene a
la cabeza lo mayor que está el párroco; un día de estos se nos va. Los obreros
son pocos… y viejecitos. Jesús, hacen falta más apóstoles y sacerdotes.
Envíanos más sacerdotes, más almas entregadas.
►
De mis hermanos, primos, amigos ¿Quién podría entregarse a Dios? ¿Lo rezo?
Rogad, al señor de la mies que envíe obreros a su mies (Lc
10, 2).
Aquel
muchacho nunca había pensado ser cura: —¡Oiga, que no estoy tan desesperado!,
decía. Por si acaso cerraba bien los oídos y los ojos. Ya se sabe: Ojos que no
ven, corazón que no siente… Pero un día el Espíritu Santo le asaltó en un
descuido. Iba en un bus y pusieron un DVD de San Josemaría. A lo San José,
dormitando se le coló la frase: hacer de la vida algo grande y que fuese amor.
Se le quedó grabada y ya no pudo olvidarla. Pasó del tecnicolor al blanco y
negro. Ahora es cura.
►
La diferencia entre tener un sueño o vivir en un sueño. Piénsalo.
Propósito: estar a la
escucha, por si acaso.