Les dijo: Todo aquel que acoge a este niño en mi nombre, me
recibe a mí; (...): pues el menor entre todos vosotros, ése es el mayor (Lc 9,
48).
Eso
sí, Jesús, un niño que no hace berrinche ni se enoja, que no se cree el
príncipe de su casa, sino que está pendiente de su mamá y su papá, para
ayudarles. Que no me compare con nadie, sino contigo, mi Jesús, y de Ti aprenda
a servir. Lo dicen hasta los que no te conocen como Tagore, el escritor de la
India: “Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era
servicio. Serví y vi que el servicio era alegría”. Por eso el San Josemaría
rezaba así: “¡Jesús, que yo sea el último en todo y el primero en el amor”.
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¿Cuántas veces he querido ser el 1º hoy? ¿Y el último?
Propósito: El primero
en el servir, en lo demás el “delfin” (el último).