En verdad os digo que
mientras no pasen el Cielo y la tierra no pasará de la Ley ni la más pequeña
letra o trazo hasta que todo se cumpla (Mt 5, 18).
La verdad es que no
entiendo lo que me explicaron en clase de lenguaje, Señor, que los romanos y lo
griegos escribían sin comas, ni puntos… ¡y sin tildes! Esas cosas tan pequeñas
de la escritura sirven para entendernos, tanta gente de tantos lugares y
siglos. Pero tu Ley es mucho más, es el camino para irse al Cielo. A veces no
le doy importancia a las cosas pequeñas y es donde más se demuestra el amor, en
tildar bien las obras de cada día, porque las tildes suben las palabras al
cielo.
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Averiguar
con Jesús qué tildes no pones en tus obras de cada día.
El que los cumpla y
enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos (Mt 5, 19).
Tú enseñaste, Jesús,
con tus palabras, pero también con tus obras, por eso yo de cada rato hablando
contigo con mi 3+2, o con lo que sea, procuro sacar siempre un propósito para
cumplir tus enseñanzas… A veces sueño con ser un S. Tarsicio o un S. Pablo y se
me va el avión... Tú entonces me dices: “aterriza, mi hijo, tienes que cumplir
lo pequeño”. ¡Cómo me conoces! Ayúdame a dar pequeños pasos cada día y así
hasta el Cielo. Sé también que con mi ejemplo pequeño ayudaré a mis amigos a
acercarse a ti… así propósito a pasito hasta el verte en el Cielo, Cristo mío,
Jesús de mi alma.
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Te doy
gracias por los buenos propósitos… y tu dame gracia fuerza para cumplirlos.
Propósito: cada noche
examen de las tildes de la conciencia.