Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo
y te hemos seguido (…) Recibiréis ahora, en este tiempo cien veces más (…) y en
la edad futura la vida eterna (Mc 10, 28.30).
¡Que negocio! ¡El 10.000%! Esto no lo da ningún banco, ni caja, ni
nadie… Jesús, me has convencido. Creo que voy a invertirlo todo en Ti, en
Bonos del Tesoro, pero del Tesoro del Reino de los Cielos. Seguiré tu consejo: Amontonad
tesoros no en la Tierra (…) Amontonad tesoros en el cielo, donde ni la polilla
ni la herrumbre corroe, y donde los ladrones no socaban ni roban (Mt 6,19.20). Ahí
no hay crisis económica que valga. Jesús, amontonaré generosidad, buen humor,
alegría, saber perdonar, estudiar, obedecer, sacar buenas notas, tener
amigos....
¿Voy
llenando de cosas buenas mi cuenta corriente en Banck of Heaven?
Dónde está tu tesoro allí estará tu
corazón (Mt 6,21).
¡Vale la pena! ¡Vaya si vale la pena! Pero no tanto por la
rentabilidad, por el dinero (mi amigo llama al dinero: estiércol de Satanás),
sino por estar siempre junto a Ti: y en la edad futura, la Vida Eterna. Como
Gollum gemiré: mi tessssoro, mi tesssssoro… Jesús, Tú eres mi tesoro y dónde
está tu tesoro allí estará tu corazón quiero siempre estar contigo, Tú eres
el mejor Valor.
Termina
agradeciendo tanta rentabilidad. ¿A quién se lo puedo decir?
Propósito:
Invertir en el tesoro del Cielo.