Nadie enciende un candil y lo tapa con
una vasija o lo mete debajo de la cama, lo pone en el candelero para que los
que entren tengan luz (Lc 8,16)
San Mateo recoge el mismo pasaje: Ni se enciende una luz
para ponerla debajo de un celemín (Mt 5,15). Jesús, me encantan estas
palabras antiguas: Candil, Celemín… Son palabras, tan bonitas, que da gusto
pronunciarlas. Mi abuela me ha explicado que Candil viene de candela. Lámpara
de aceite con un asa y mecha. Y que el Celemín era la vasija de
barro que servía para guardar y medir el grano. Y a lo que vamos: ¿Qué pinta un
candil debajo de un celemín? ¿Para qué sirve una luz encendida debajo de la
cama? Que alguien me lo explique.
Cuéntale
a Jesús tu posible explicación de este pasaje del Evangelio.
Sino sobre un candelero para que alumbre
a todos los de la casa. Alumbre así vuestra luz ante los hombres, para que vean
vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre (Mt 5, 15-16).
Jesús, mi hermano pequeño, que está aprendiendo hablar, llama al
médico internista: el linternista, porque dice, siempre lleva una linterna en
el bolsillo. Pues yo también quiero ser linternista, iluminar a todos no con
una linterna sino con mis buenas obras, con mi alegría, con mi simpatía.
Jesús, ser tu amigo es algo luminoso que no se puede ocultar, que atrae. Esta
es tu luz: sonreír, comprender, perdonar, consolar, servir… mis buenas obras.
Hacer
obras buenas iluminan pero sobre todo dan Gloria a Dios
Propósito: ser linternista.