Jesús y sus
discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque los
iba instruyendo (Mc 9,30).
Jesús, ¿de qué les hablabas? ¿Qué les contabas? Me imagino que les
hablarías de tu Familia: lo mucho que te quiere tu Padre que está en el Cielo,
y del Espíritu Santo que es todo Amor, de tu entrega, pasión y muerte por todos
los hombres, pero que luego resucitarías... pero no entendían aquello.
Los pobres se mirarían con cara de pasmados y por lo bajo dirían: ¿Pero es, o no es, el
Mesías? ¿¡Pues entonces...!? Jesús yo tampoco entiendo tantas
cosas: por qué mueren los niños, por qué hay guerras, hambre, dolor... Jesús, háblame, instrúyeme…
Dile a Jesús que quieres formarte hasta los 100 años
por lo menos.
¿De qué
discutíais por el camino? Ellos no contestaron, pues por el camino habían
discutido quién era el más importante (Mc 9,33-34).
Los discípulos, genio y figura hasta la sepultura. Como yo, que a
veces tampoco me entero. Y lo peor es que me lo creo. Pienso que estoy bien
instruido, con buena formación, digo, por mi familia, porque asisto a
clases de Religión. Jesús, pero no es suficiente… No puedo funcionar así, con
los conocimientos de la 1°Comunión. Jesús, necesito conocerte mejor y dejarme
formar asistiendo a charlas, círculos, meditaciones, retiros. ¿Por
qué?: ¡Porque me da la gana!
Amar a alguien es conocerle mejor. Di que le quieres
conocer más.
Propósito:
conocerle mejor.