martes, 26 de febrero de 2019

Porque los iba instruyendo...


Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que na­die se enterase, porque los iba instruyendo (Mc 9,30).
Jesús, ¿de qué les hablabas? ¿Qué les contabas? Me imagino que les hablarías de tu Familia: lo mucho que te quiere tu Padre que está en el Cielo, y del Espíritu Santo que es todo Amor, de tu entrega, pasión y muerte por todos los hombres, pero que luego resucitarías... pero no entendían aquello. Los pobres se mirarían con cara de pasmados y por lo bajo dirían: ¿Pero es, o no es, el Mesías? ¿¡Pues entonces...!? Jesús yo tampoco entiendo tantas cosas: por qué mueren los niños, por qué hay guerras, hambre, dolor... Jesús, háblame, instrúyeme…
Dile a Jesús que quieres formarte hasta los 100 años por lo menos.
¿De qué discutíais por el camino? Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante (Mc 9,33-34).
Los discípulos, genio y figura hasta la sepultura. Como yo, que a veces tampoco me entero. Y lo peor es que me lo creo. Pienso que es­toy bien instruido, con buena formación, digo, por mi familia, porque asisto a clases de Religión. Jesús, pero no es suficiente… No puedo funcionar así, con los conocimientos de la 1°Comunión. Jesús, nece­sito conocerte mejor y dejarme formar asistiendo a charlas, círculos, meditaciones, retiros. ¿Por qué?: ¡Porque me da la gana!
Amar a alguien es conocerle mejor. Di que le quieres conocer más.
Propósito: conocerle mejor.