martes, 5 de febrero de 2019

Sala de Fiestas: “Talitha qumi”


Entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: –Talitha qumi, que significa: contigo hablo, niña, levántate (Mc 5,40-41).
Jesús, eres como los médicos buenos: la cogió de la mano. Ese gesto, tan tuyo… transmite calor, cariño, confianza, humanidad, cer­canía.... Lo hiciste con la suegra de Pedro, con el ciego de Betsaida, el hijo de la viuda de Naín... Jesús, también a mí me tomas de la mano y me dices: Talitha qumi, contigo hablo, niño, venga, levántate. Y tiras de mí, otra vez, una vez más, para arriba. ¡Ale… Hop! Y yo, me levanto.
Dile a Jesús que te agarre de la mano, pero luego tú no le sueltes.
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar –te­nía doce años– (...) y les dijo que dieran de comer a la niña (Mc 5,42).
Aquella niña de Séptimo (12 años) vivía el minuto heroico: se puso en pie inmediatamente, se levantó a la primera, ¡para que yo apren­da! Y ahí tenía a su lado a Jesús —¡qué suerte! —, a sus padres y a unos barbudos apóstoles con cara de susto. —¡Qué hambre ten­go!, dijo. —¡Vamos!, ¿a qué esperamos?: hamburguesas con todo y Coca Colas para todos... Y organizó una gran fiesta con canciones de Mecano: ¯ En tu fiesta me colé, coca cola para todos y algo de comer…¯
Cuélate en la fiesta de Talitha un rato
Propósito: vivir el minuto heroico.