miércoles, 27 de febrero de 2019

Se hace camino al andar


Maestro hemos visto a uno que echaba demonios en tu nom­bre, y se lo hemos prohibido, porque no era de los nuestros (Mc 9,38-40).
Oye Jesús, que mal me suena eso de no era de los nuestros, como si alguien tuviera la exclusividad en el amor a Dios; o ver en otros la competencia. ¡Qué horror! Nos lo recuerda San Josemaría: Me decías, con desconsuelo: ¡hay muchos caminos! —Debe haberlos: para que todas las almas puedan encontrar el suyo, en esa variedad admirable. ¿Confusionismo? —Escoge de una vez para siempre: y la confusión se convertirá en seguridad (Camino 964).
Pídele a Jesús un corazón grande y abierto, alérgico a las exclusividades.
Yo soy el Camino la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre si no es por mi (Jn 16,6).
Tantos caminos, tantas veredas: He andado muchos caminos, / he abierto muchas veredas; / he navegado en cien mares / y atracado en cien riberas (A. Machado). ¿Cuál es el mío? ¿Acertaré? No es fácil, ¡hay tantos!: Cada caminante siga su camino, nos recuerda el poeta. Jesús, Tu eres El Camino, y seguiré el consejo de San Josemaría: Es preciso atravesar el mundo. Pero no hay caminos hechos para voso­tros... Los haréis, a través de las montañas, al golpe de vuestras pisa­das (Camino 928).
¿Alguna vez haz hecho una peregrinación? Hazla, merece la pena.
Propósito: buscar mi camino