martes, 7 de abril de 2020

Jesús, antes morir que pecar


Cuando dijo esto Jesús se turbó en su espíritu, y declaró: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará. Los discípulos se miraban unos a otros no sabiendo a quién se refería (Jn 13, 21-22).
Jesús, te turbas, te conmueves, te duele. Después de todo lo que has hecho por Judas, el canalla va y te traiciona. Le has lavado los pies, le has llamado amigo… Cuántos momentos felices, cuántas bromas, cansancios, canciones, cuántos milagros había presenciado, y, lue­go…el pecado. Jesús, ¡ya no más! ¡No quiero fallarte más! ¡No quiero ser como Judas! Sé que te turba, que te duele, de manera especial, la traición de tus amigos. Jesús, con tu ayuda, nunca más.
Aprovecha y pide perdón por tus pequeñas o grandes traiciones.
Entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Y Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto (Jn 13, 27).
Jesús, las grandes traiciones, como las de Judas, vienen precedidas de pequeñas compensaciones egoístas. Los edificios no se desmoro­nan de repente, sino que empiezan a salir grietas pequeñas, que se van abriendo, hasta que aquello se cae. Judas robaba de la bolsa… y tras el bocado entró Satanás. Jesús, con tu gracia ayúdame a des­cubrir esas grietas en mi alma.
En el examen de conciencia buscaré las grietas y las goteras en mi alma.
Propósito: Nunca hacer de Judas.