miércoles, 13 de enero de 2021

Jesús, contigo voy de perlas

 

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea (Mc 1, 14).

San Juan Bautista, el mayor nacido de mujer, el primo de Jesús, muere por el capricho de Herodes, un déspota lujurioso (son sinónimos). Así de incompresibles y misteriosos son los planes de Dios. Un misterio como son las perlas: “enfermedad transformada en belleza”. Efectivamente, un granito de arena (una dificultad, un dolor) que se mete dentro de la ostra da lugar a algo tan bello como una perla. Así también la muerte del Bautista dio su fruto: Pasando junto al lago de Galilea vio a Simón y a su hermano Andrés (…) Jesús les dijo venid conmigo y os haré pescadores de hombres (Mc 1, 16). Y las perlas fueron Pedro y Andrés y Santiago y Juan… y yo también.

Jesús, contigo, se va de perlas…

El Reino de los cielos es semejante a un comerciante que busca perlas finas y, cuando encuentra una perla de gran valor, va y vende todo cuanto tiene y la compra (Mt 13, 45-46).

Jesús, ya sé que las ostras dan perlas; y ¿las almejas?... Algo darán, supongo. Lo digo por mí, por mi pequeña alma, almilla o “almeja”. Quizá en mi interior, siendo tan poca cosa, una almeja, encuentre una “perla fina” que Tú has puesto: una gracia, una llamada a estar contigo, como los apóstoles.

Di a Jesús, que estás dispuesto a darlo todo por conseguir La Perla.

Propósito: Ser almeja que dé perlas.