Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del
lago, y lo siguió una muchedumbre de Galilea (…) Llegados a casa, se volvió a
juntar la muchedumbre que no podían ni comer» (Mc 3, 7.20).
Jesús, S. Marcos insiste en las
multitudes que te asediaban, también dice: “Había en torno de Él una
numerosísima muchedumbre” (Mc 4, 1). Pero luego en la Pasión Te dejaron
solo. Yo me acordé de Ti al leer a aquel poeta de Chile : “Soy la multitud y
estoy solo / Cantaba en la adolescencia / Solo, y definitivamente solo, / No
adentro de la multitud / Sino con la multitud dentro”. Jesús, son tantos
los que te siguen sólo a ratos y te dejamos solo cuando cuesta.
Jesús, ¿cuándo te dejo solo?... Ya no
más.
Jesús, dando una fuerte voz, expiró (…) Viendo el
centurión, que estaba frente a Él, de qué manera expiraba, dijo:
Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios (Mc 15, 37- 39).
Y es otro poeta chileno, I. Langlois,
quien da respuesta: “A los buscadores del infinito por cuenta propia se les
hace saber / que el objeto de sus nobles y erráticas exploraciones ha sido ya
encontrado en una cruz / el viernes de Nisán en las afueras de Jerusalén”.
Jesús, tonto de mí, pienso que soy yo el que te he encontrado, pero en verdad
eres Tú quien llenas mi soledad.
Jesús: “no me dejes solo ni de noche ni
de día, que sin Ti me perdería”.
Propósito: Nunca estoy solo.