sábado, 5 de noviembre de 2011

Jesús, me quieres con exclusividad


Ningún siervo puede servir a dos amos, porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo (Lc 16, 9-15).
Jesús, esto que cuentas se entiende muy bien. A veces, cuando jugamos a policías y ladrones siempre hay alguno que hace trampa, hace el doble juego, agente doble: poli y caco a la vez. Quiere llevarse bien con todos y, al final, todo el mundo se enoja. Jesús, soy tu amigo y me quieres del todo, sin compartir. Reconócelo: estás celoso de mi cariño —como le pasa a mi hermana pequeña— y no quieres por nada del mundo que nadie pueda hacerme daño. Me quieres con ¡exclusividad!
u  ¿Soy agente doble con Jesús?
El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado (Lc 16, 9-15).
Jesús, ¡te quiero! Pero a veces, antes que a Ti, prefiero: ver un programa de la tele, escuchar una conversación sucia, pasar un ratito más en la cama, hacer enojar a mis hermanos, olvidarme de la Visita al Santísimo, reírme de los más débiles… Jesús ¿te quiero? El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar. Es en lo pequeño donde se demuestra el amor.
u  ¿Le demuestro a Jesús mi amor en hacer la cama, recoger las cosas…?
Propósito: Demostrar mi amor.