Llegado el sábado, se puso a enseñar
en la sinagoga, y muchos de los oyentes, admirados, decían: ¿De dónde sabe éste
estas cosas? ¿Y qué sabiduría es la que se le ha dado y estos milagros que se
hacen por sus manos? (Mc 6, 2).
Jesús, eres víctima de
los prejuicios. Aquella gente como te vio crecer y trabajar junto a San José,
no se puede creer que seas maestro que les vas a enseñar, o médico que les va a
curar. Ellos ya habían hecho un juicio sin oírte ni verte, que tú, Jesús, eras
simplemente el hijo del carpintero. Habían hecho su juicio sin querer oírte. A
eso se le llama prejuicio. Y vieran u oyeran lo que fuera ya te habían
catalogado, ya te habían juzgado.
· Y yo, ¿tengo
pre-juicios contra alguien?
Y les decía Jesús: No
hay profeta menospreciado sino en su propia patria, entre sus parientes y en su
casa. Y no podía hacer allí ningún milagro; solamente sanó a unos pocos
enfermos imponiéndoles las manos (Mc 6, 4-5).
Jesús, aquella gente
si que eran unos brutos. Tantos prejuicios tenían contra Ti que no te dejaron
hacer milagros. Yo te pido Jesús que me libres de juzgar a la gente y que no
colabore contando chismes, ni bolas. Que tenga la valentía también de ni
siquiera oír o dejar que me cuenten cosas malas de otros. Jesús, que no me
preste a difundir los chismes.
· ¿Ando contando chismes
o cosas que se dicen de los demás?
Propósito: No
chismear.