Cuando partía Jesús de
allí, vio a un hombre sentado en el telonio, llamado Mateo, y le dijo: Sígueme.
Él se levantó y le siguió (Mt 9, 9).
Sin dudar, sin
chillar, sin alegar, sin quejarse, sin suspirar, sin mirar para atrás te siguió
San Mateo. Jesús, yo en cambio chillo, protesto, alego, me quejo cuando algo me
cuesta. ¡Quiero cambiar! Jesús, quiero darte frutos de santidad, el de hacerte
caso sin andar dándole tantas vueltas a las cosas: que si me cuesta, que si es
muy difícil, que si luego me voy arrepentir, que si voy a perseverar… Yo quiero
seguirte como San Mateo.
· Sigue por tu cuenta
pidiéndole a Jesús seguirle y hacerle caso a la primera.
Pero él, al oírlo,
dijo: No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos (Mt 9, 12).
A los santos les
costaban las cosas como a nosotros pero te hacían caso sin andar chillando. Jesús,
además hoy se recuerda a Santa María Goretti, una muchacha que por no pecar y
guardar la pureza la apuñalaron. Me recuerda esto lo que escribió San
Josemaría: Por defender su pureza San Francisco de Asís se revolcó en la
nieve, San Benito se arrojó a un zarzal, San Bernardo se zambulló en un
estanque helado... –Tú, ¿qué has hecho? (Camino, n. 143).
· No es exageración, es
amar de verdad a Jesús lo que se cuenta en Camino. ¿Cómo cuidas la pureza?
Propósito: Cuidar la
pureza.