(…) aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón (Mt 11, 29).
Eso de la humildad, Jesús, hoy no
está de moda. Una vez le pregunté al sacerdote del colegio cómo hacer para ser
humilde y me contestó que siendo sincero conmigo mismo. Que llamara a las cosas
por su nombre, como aconsejaba San Josemaría. Pues, a mí, Jesús, eso de ser
100% sincero me cuesta. Soy en la mayoría de los casos un 75%, y en el mejor de
los casos un 90%. Es decir, la verdad la digo mezclada con un poquito de
exageración o de mentira. Además, me cuesta reconocer y decir la verdad sobre
todo cuando me enojo o cuando hay algo que no quiero hacer...
· Sigue contándole a
Jesús en que cosas frecuentemente no dices la verdad al 100%.
(…) porque mi yugo es
suave y mi carga ligera (Mt 11, 30).
San Josemaría escribió en Surco n.
124: ¿Quieres vivir la audacia santa, para conseguir que Dios actúe a través
de ti? —Recurre a María, y Ella te acompañará por el camino de la humildad, de
modo que, ante los imposibles para la mente humana, sepas responder con un
«fiat!» —¡hágase!, que una la tierra al Cielo. Santa María, ayúdame a ser
humilde y que reconozca lo que hago mal para así rectificarlo. Y ahora que lo
pienso, en la Confesión se comienza llamando a María: Ave María purísima…
· Vuelve a leer el punto
de Surco para que descubras que la humildad es necesaria para que Dios obre
grandes cosas a través de Ti.
Propósito: Verdad al
100%... siempre y en todo.