domingo, 31 de marzo de 2013

Domingo de Resurrección. ¡Resucitó, aleluya, aleluya!


Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro (Mc 16, 1-2).
Jesús, cómo te querían las santas mujeres, incluso muerto. Tienen un amor, ¿¡como el mío!? que va más allá de la muerte, un amor que vence a la muerte y al pecado. Jesús, yo también quiero llevarte el aroma perfumado de mi vida cristiana. Porque el que trata con pescado, huele a pescado (es decir el que trata con pecado, huele a pecado); el que trata con pintura huele a pintura; y el que trata con perfumes huele a perfumes… Yo te quiero llevar, Jesús, el perfume de mi vida limpia, porque te quiero tanto o más que la Magdalena.
·        ¿Qué buenas obras, qué buenos perfumes le llevarás a Jesús en esta Pascua?
¿Quién nos moverá la piedra de la entrada del sepulcro? Al mirar, vieron que la piedra estaba corrida (Mc 16, 3-4).
¡Qué mujeres! No hay quien las pare: ni lo temprano de la hora, ni la pesada piedra, ni la repulsión de tocar un cadáver, ni los soldados romanos, ni nada de nada... Y es que, cuando una mujer cristiana se empeña en algo… todo sale adelante. Que aprendan de las Santas mujeres, las mujeres que quieran ser santas. Jesús, ayúdame a ser generoso y valiente, que aprenda a quererte.
·        No hay piedra, dificultad o montaña que no mueva la fe… y el amor. ¿Hay alguna piedra en tu vida?
Propósito: Perfumarme con el olor de una vida limpia.

sábado, 30 de marzo de 2013

Sábado Santo. Jesús, prometo nunca dejarte


José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque ocultamente por temor a los judíos, rogó a Pilato que le dejaran retirar el cuerpo de Jesús. Y Pilato se lo permitió. Vino, después, y retiró su cuerpo. Nicodemo, el que había ido antes a Jesús de noche, vino también trayendo una mezcla de mirra y áloe, como de cien libras (Jn 19,38).
Jesús, mi buen Jesús, ¿qué te han hecho? ¡Cuánto te echo en falta! Tengo un nudo en la garganta. No puedo vivir sin tu mirada, ni tu sonrisa, sin oír tu voz ni tu risa. Hoy seré valiente e iré con Nicodemo y con José de Arimatea a pedir tu cuerpo muerto a Pilato. Me pasaré, junto a tu Madre, el día velándote, contemplando y besando tus heridas. En la hora de la soledad, del abandono total y del desprecio. Jesús, que sea valiente, que siempre dé la cara por ti.
·        Ante el cuerpo muerto de Jesús dile de corazón que nunca le dejarás.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos, con los aromas, como es costumbre sepultar entre los judíos (Jn 19).
Con San Josemaría te diré lo siguiente: Yo subiré con ellos al pie de la Cruz, me apretaré al Cuerpo frío, cadáver de Cristo, con el fuego de mi amor..., lo desclavaré con mis desagravios y mortificaciones..., lo envolveré con el lienzo nuevo de mi vida limpia, y lo enterraré en mi pecho de roca viva, de donde nadie me lo podrá arrancar, ¡y ahí, Señor, descansad! Cuando todo el mundo os abandone y desprecie..., serviam!, os serviré, Señor.
·        Dile muchas veces: serviam, te serviré, serviam…
Propósito: rezar el Via Crucis.

viernes, 29 de marzo de 2013

Viernes Santo. Cristo murió por nosotros; y muerte de Cruz


Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús; y Él, con la cruz a cuestas, salió hacia el lugar llamado de la Calavera, en hebreo Gólgota, donde le crucificaron (Jn 19, 16-17).
Jesús, me imagino que estoy en el Calvario acompañando a tu Madre. No puedo decir nada. Te veo. Estás allí, clavado en la Cruz, con la cara rota y el cuerpo destrozado y sangrante. Apenas puedes respirar, mientras te apoyas en tus pies atravesados por un clavo para tomar aliento. La boca abierta. La mirada triste, agonizante. ¡Jesús!, ¿qué te han hecho? Me miras… y toda mi vida me parece un sinsentido. Jesús, quiero consolarte, aliviar tu dolor. Que mi vida sea tu consuelo. Quiero aprender a servirte con mi vida.
·        Sigue contemplando y consolando a Jesús con tus palabras y tu cariño.
Padre, perdónales porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34).
Jesús, en la Cruz, todos tus gestos y palabras son de amor. Tienes los brazos abiertos, no porque estén clavados, sino porque quieres abrazar a toda la humanidad en un abrazo cósmico. Entre tus brazos me acojo y con San Josemaría te digo: Soy tuyo, y me entrego a ti, y me clavo en la Cruz gustosamente, siendo en las encrucijadas del mundo un alma entregada a ti, a tu gloria, a la Redención, a la corredención de la humanidad entera. Quiero Jesús de verdad quererte y nunca más ofenderte.
·        Busca el crucifijo más cercano y llénalo de besos.
Propósito: besar el crucifijo o mirar la película de la Pasión.

jueves, 28 de marzo de 2013

Jueves Santo. Te adoro con devoción, Dios escondido


Como amase a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el fin (Jn 13, 1).
Jesús, tu vida terrena está llegando a su fin y el corazón se te desborda de ternura. No te reservas nada, no eres calculador, como yo tantas veces: los amó hasta el fin. ¡Te das del todo en la Eucaristía! Ardientemente he deseado comer con vosotros esta Pascua (Lc 22, 15), nos dices con San Lucas: ardientemente, te morías de ganas, con pasión deseabas que llegara ese momento para instituir la Eucaristía, el Dios con nosotros hasta el final de los tiempos. Jesús, todo para estar cerca de un tipo como yo, qué bueno eres Jesús, qué bueno eres, no me merezco que te entregues como alimento.
·        Sigue unos minutos. Agradécele que se haya querido quedar en la Eucaristía. Pídele que te aumente la FE.
Se levantó de la cena, se quitó el manto, tomó una toalla y se la ciñó. Después echó agua en una jofaina y empezó a lavarles los pies a los discípulos (Jn 13, 4).
Jesús, al lavar los pies a los Apóstoles les estás grabando a fuego la clave de tu paso por la tierra: ser Dios es ser servidor de los demás. No basta saberlo, hace falta ponerlo en práctica cada día. Y ahí estaban los pies de Judas, el traidor. ¡Qué cariño pondrías! Seguro que te esmeraste. Jesús, quiero ser como Tú, con un corazón grande, que sepa querer a todos, lavar los pies a todos, hasta los pies de los que me patean, que aprenda a servir.
·        Termina pensando a quién más puedes lavar los pies...
Propósito: lavar pies.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Miércoles Santo. Jesús, vales más que todo el oro del mundo


Entonces, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los príncipes de los sacerdotes, y dijo: ¿Qué me queréis dar a cambio de que os lo entregue? Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata (Mt 26, 14-16).
Jesús, ¡qué mal negocio hizo Judas! ¡Qué estafa! ¡Le han engañado y se ha engañado a sí mismo! También a mí el demonio me quiere estafar. Como dice San Josemaría: El mundo, el demonio y la carne son unos aventureros que, aprovechándose de la debilidad del salvaje que llevas dentro, quieren que, a cambio del pobre espejuelo de un placer —que nada vale—, les entregues el oro fino y las perlas y los brillantes y rubíes empapados en la sangre viva y redentora de tu Dios, que son el precio y el tesoro de tu eternidad. (Camino 708). Jesús, que por nada te traicione, dame fortaleza para evitar el pecado.
·        Habla tú con Jesús y dile que nunca te dejarás estafar por el demonio.
Y mientras comían dijo: En verdad os digo que uno de vosotros me va a traicionar. Y, muy afligidos, comenzaron cada uno a decirle: ¿Acaso soy yo, Señor? (Mt 26, 22).
Jesús, los Apóstoles se quedan muy tristes por tu anuncio de traición. Te quieren de verdad, como yo. Lo han dejado todo para seguirte, ¿¡cómo yo!?... Pero admiten humildemente la posibilidad de que son capaces de traicionarte, se sienten débiles, capaces de lo peor. Jesús, yo también soy capaz de todos los errores y de todos los horrores. Que sea humilde. Y si te traiciono en algo dame la fortaleza de ir corriendo a la confesión.
·        Pregunta a Jesús en qué cosas tienes que vigilar para no traicionarle.
Propósito: Antes morir que pecar.

martes, 26 de marzo de 2013

Martes Santo. Jesús, antes morir que pecar


Cuando dijo esto Jesús se turbó en su espíritu, y declaró: En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará. Los discípulos se miraban unos a otros no sabiendo a quién se refería (Jn 13, 21-22).
Jesús, te turbas, te conmueves, te duele. Después de todo lo que has hecho por Judas, el canalla va y te traiciona. Le has lavado los pies, le has llamado amigo… Cuántos momentos felices, cuántas bromas, cansancios, canciones, cuántos milagros había presenciado, y, luego… el pecado. Jesús, ¡ya no más! ¡No quiero ofenderte nunca más! ¡No quiero ser como Judas! Sé que te turba, que te duele, de manera especial, la traición de tus amigos. Jesús, con tu ayuda, nunca más. Pero lo que más te duele es que no te busque para pedirte perdón.
·        Aprovecha este rato de oración y pide perdón por tus pequeñas o grandes traiciones.
Entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Y Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto (Jn 13, 27).
Jesús, las grandes traiciones, como las de Judas, vienen precedidas de pequeñas compensaciones egoístas. Los edificios no se caen de repente, sino que empiezan a salir grietas pequeñas, que se van abriendo, hasta que aquello se cae. Judas robaba de la bolsa… y tras el bocado entró Satanás. Jesús, con tu gracia ayúdame a descubrir esas grietas en mi alma. Y si me ayudas, me iré a confesar para que me pongan el cemento de la gracia en esas grietas.
·        Habla con Jesús sobre las grietas que piensas que hay en tu vida.
Propósito: nunca hacer de Judas

lunes, 25 de marzo de 2013

Lunes Santo. Obras son amores y no buenas razones


María, tomando una libra de perfume muy caro, de nardo puro, ungió los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se llenó de la fragancia del perfume (Jn 12, 3).
Jesús, ¡cómo te quiere María! ¡Qué detalle! Tú la miras con infinito cariño y la dejas que haga lo que quiere. No es tanto la calidad del perfume muy caro de nardo puro sino el amor que María pone. Está demostrándote que vales más para ella que todo lo que cuesta aquel perfume tan caro. Jesús, y yo, ¿cómo te demuestro mi amor? ¿En qué se concreta? Me miras, también con cariño, como a María, y me susurras al oído: Obras son amores y no buenas razones.
·        ¿A qué huele mi vida? ¿Con qué buenas obras de amor perfumo mi vida?
Dijo entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregarle: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres? (Jn 12, 4-5).
Jesús, la misma historia de siempre. Ahora algunos tampoco entienden que los cristianos queramos darte lo mejor (por eso criticaron a Benedicto XVI). No siempre es el amor a los pobres, lo que les lleva a pensar así, como no lo era el caso de Judas. Es simplemente falta de Fe, visión humana, que impide luego amar de verdad a los pobres. Jesús, que sea generoso contigo, no solo con el dinero, sino también con mi tiempo, con mi esfuerzo y así te podré ver en cada uno de los pobres.
·        Sigue hasta los 10 minutos, piensa en obras de amor a Dios y a los demás. Y luego decídete a hacerlas HOY.
Propósito: no ser tacaño con Dios.

domingo, 24 de marzo de 2013

Domingo de Ramos. Jesús, que sea valiente


Las muchedumbres que iban a la fiesta, oyendo que Jesús se acercaba a Jerusalén, tomaron ramos de palmas, salieron a su encuentro y gritaban: Hosanna, bendito el que viene (Jn 12, 12-13).
Jesús, hoy comienza la Semana Santa. En pocos días vas a culminar tu misión en la tierra. Nos vas a dejar tu mandamiento nuevo del amor; vas a lavar los pies a tus discípulos; vas a pedir por los cristianos de todos los tiempos (también por mí); te me vas a entregar en la Eucaristía; vas a sudar sangre; te van a apresar y tus discípulos te abandonarán. Te azotarán y te golpearán; se burlarán de ti. Llevarás, con gran esfuerzo, la Cruz de tu muerte y de mi salvación hasta el Calvario. Allí morirás perdonando.
·        Dile, con tus palabras, que no quieres dejarle solo ni un segundo en esta Semana Santa.
Jesús encontró un borriquillo y se montó sobre él, conforme a lo que está escrito: No temas, hija de Sión. Mira a tu rey, que llega montado en un pollino de asna (Jn 12, 14-15).
Una vez escuché la explicación de que si un rey se montaba en un burrito al entrar en una ciudad era señal de que llegaba con intenciones de paz, venía en paz para hacer la paz. Jesús, yo en esta Semana Santa quiero imitarte y –como decía San Josemaría– ser un sembrador de paz y alegría, especialmente en la familia. Jesús, que luche por no dejarme llevar por el egoísmo, el mal humor y los caprichos en la familia. Que sea como un foco encendido en mi familia, como el foco de la portada.
·        Concreta el cómo vas a vivir la alegría con tu familia.
Propósito: Sembrador de paz y alegría.

sábado, 23 de marzo de 2013

Jesús, eres la Verdad, de verdad


Muchos, al ver lo que había hecho Jesús (la resurrección de Lázaro), creyeron en Él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús (Jn 11, 46).
Jesús, qué curioso, ante un mismo hecho dos reacciones opuestas: unos creen y otros acusan, como sucede ahora. Es lo que dice un filósofo: Dios actúa en el claroscuro, de modo que hay bastante luz para quien quiere ver, y bastante oscuridad para quien no quiere ver. Es querer. Jesús, tengo amigos que me preguntan por qué ahora no hay milagros espectaculares como los de antes… Yo les digo que milagros hay pero que ellos no los ven: el milagro de un amanecer, una nueva vida, la sonrisa de un niño, una confesión, entregar la vida entera a Dios
·        Cuenta a Jesús el último milagro que hayas visto. Agradéceselo
Este hombre hace muchos signos. Si le dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán (Jn 11, 47).
¡Qué brutos! En vez de buscar la verdad piensan solo en su comodidad, en lo que más le convenga. Se cumple lo de San Pablo a los Romanos: Hombres que tienen aprisionada la verdad en la injusticia. Cuando se violenta la verdad todo vale. Jesús, que siga el consejo del poeta: ¿Tu verdad? No, la Verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela. Ayúdame a no mentir y ser como un foco encendido para mi familia, amigos y conocidos.
·        ¿Amo la verdad? ¿Lucho por no mentir nunca?
Propósito: NO a las mentiras.

viernes, 22 de marzo de 2013

La violencia ni vence ni convence


Los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús (Jn 10, 31-42).
Jesús, lo de tus paisanos y su afición a lanzar piedras es impresionante. Si no fuera algo tan triste, sería para echarse a reír. Les gustaba eso de apedrear a la gente. ¡No perdían ocasión! Primero quisieron apedrearte a Ti, —nos lo acaba de contar San Juan—; también lo intentaron con aquella desdichada mujer: El que esté sin pecado que tire la primera piedra (Jn 8, 7). Al pobre de San Pablo en Tesalónica una lluvia de piedras casi le costó la vida: Apedrearon a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad creyéndole muerto (Act 14,19). Y por último, San Esteban no tuvo tanta suerte y murió lapidado: Se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearle (Act 7,58). Y las peores tiradas de piedra son cuando uno pela cables.
·        A veces, las piedras que más duelen son los comentarios hirientes, palabras vanas, juicios gratuitos, opiniones. ¿Tiro yo piedras?
Él les replicó: Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál me apedreáis? (Jn 10, 31-42).
Jesús, ante la fuerza bruta respondes con sabiduría e ingenio. Porque quien usa la violencia ni vence ni convence, como decía San Josemaría. El que usa la violencia pierde cualquier autoridad y se descredita delante de Dios y de los hombres. Que no me deje llevar por la ira, que me controle.
·        Jesús, ayúdame a ser manso y humilde de corazón, como Tú.
Propósito: no tirar piedras a la gente

jueves, 21 de marzo de 2013

Para Dios toda la gloria


Si alguno guarda mi palabra, jamás gustará la muerte. ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Abrahám, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes tú? (Jn 8, 52-53).
Jesús, pero ¡qué tipos tan pesados esos fariseos! Cuántas veces se lo has repetido, pero no se quieren enterar. En el fondo no buscan la Verdad sino atraparte en alguna palabra para poder acusarte. Jesús, yo también, a veces, encuentro personas así: no les gusta la Verdad, son alérgicos a la Verdad y solo les interesa la manera de retorcer mis palabras, dejarme en ridículo, reírse de mí. Jesús, ayúdame a tener tu paciencia, esa mansedumbre que Tú has tenido siempre con los que no te comprenden.
·        Como en el chiste: Jesús, dame Paciencia... ¡Pero dámela YA!
Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada vale (Jn 8, 54).
Cuántas veces, Jesús, estoy buscando el éxito personal, el lucimiento propio: ser el más listo, el más guapo, el más inteligente, el más alto, y además ¡que se note! ¡Que todo el mundo lo diga! Jesús, ayúdame; quiero ser como aquel torero, Antonio Bienvenida, que cuando en la plaza recibía los aplausos del público, dando la vuelta al ruedo, miraba para arriba y saludaba —no al público sino más arriba, al Cielo—, mientras por dentro repetía: para Dios todo la Gloria, para Dios toda la Gloria. Jesús, ayúdame a ser más y mejor torero, atener humildad y no andar buscando que me reconozcan.
·        Regálale a Jesús toda tu gloria humana, y terminas.
Propósito: ser como el torero Antonio Bienvenida