lunes, 16 de febrero de 2015

Jesús dio un profundo suspiro...

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo (Mc 8, 11-13).

Jesús, te pusieron a prueba, como si fueras el oso de un circo: Si te subes hasta aquí arriba y haces el triple mortal con tirabuzón…; y ahora el más difícil todavía: haznos un milagrito. Jesús, te pusieron a prueba y yo también, a veces, te pongo a prueba: —Que apruebe el examen con buena nota y sin estudiar. —Que encuentre el celular sin buscarlo. —Si no me concedes lo que te pido, ya no respiro o dejo de creer o de ir a Misa… Jesús, perdóname pero a veces ¡te pido cada cosa!

u  Jesús, te doy, no el a-Probado sino el Sobresaliente.

Jesús dio un profundo suspiro y dijo: ¿Por qué esta generación reclama un signo? (Mc 8,11-12).

Mi abuela —que es una santa—, no hace más que suspirar. Toma todo el aire que puede, lo mantiene un ratito en los pulmones y des­pués lo suelta de golpe, mientras dice ¡¡Ay Sssseñor…!! Mis hermanos y yo decimos que los suspiros le salen del alma. Jesús, ¿cómo fue profundo suspiro?, ¿suspiras también por mí?: este no se entera, pero qué cosas me pide…

u  Di que le vas hacer suspirar de orgullo santo por tener un hijo tan majo.


Propósito: aprender de mi abuela.