martes, 24 de febrero de 2015

Padre mío que estás en el cielo y en la tierra

Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los Cielos, santificado sea tu Nombre (Mt 6, 10).

Padre nuestro que estás en el Cielo… y en la tierra, en el Sagrario y en el colegio, en la cocina y en mi cuarto, en la piscina y en la montaña, y en la copa de un pino. Danos el pan de cada día... y la leche, y chocolates, y salud para mi abuela, y dinero para pagar la hipoteca, y que siempre sonría, y que no mueran más niños antes de nacer, y que se acaben las guerras, y …

u  Y tú, ¿qué le puedes pedir al Padre de parte de su Hijo Jesús?

Hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo (Mt 6, 12).

Del Padrenuestro, los santos han sacado mucho provecho. Santa Teresa de Jesús escribió: En tan pocas palabras está toda la contemplación y perfección encerradaque parece que no hemos menester otro li­bro sino estudiar en este. Porque aquí nos ha enseñado el Señor todo el modo de hacer oración y de alta contemplación, desde los prin­cipiantes a la oración mental, y de quietud y de unión que a ser yo para saberlo decir, se pudiera hacer un gran libro de oración sobre tan verdadero fundamento (Camino de Perfección). San JosemaríaTenía por costumbre, no pocas veces, cuando era joven, no emplear ningún libro para la meditación. Recitaba paladeando, una a una las palabras del Padrenuestro, y me detenía, saboreando, cuando Dios era mi Padre, que me debía sentir hermano de Jesucristo y hermano de todos los hombres. No salía de mi asombro, contemplando que era ¡hijo de Dios!

u  Reza “paladeando”, “saboreando” el Padrenuestro, pero despacito.


Propósito: rezar más Padrenuestros.