Se sentó a
orillas del lago. Se reunió en torno a él mucha gente, tanta que subió a una
barca y se sentó, mientras la gente se quedaba de pie a la orilla. (Mt 13,
1-2).
Mi mamá una
vez estaba viendo un concierto de un cantante que es cieguito. El escenario
estaba colocado a la orilla de un lago inmenso. Mientras la gente escuchaba al
cantante, en unas pantallas se veían tomas de los alrededores. Jesús, hoy día
todavía te sigues sentando a la orilla, cerca de donde yo estoy. Si te pongo
atención, descubro que realmente es increíble estar contigo. Pensándolo bien,
ponerse a hacer oración es casi como sentarse en la arena, a tus pies, y
escucharte, sin apartar la mirada de tu rostro.
¨ No pierdas el hábito de
sentarte a los pies de Jesús.
Y les
habló de muchas cosas por medio de parábolas. Decía: “Salió el sembrador a
sembrar… (Mt 13,3).
Y como
nunca falta al que le cuesta un poco entender las cosas, les explicas las cosas
con “palitos”. Aunque pensándolo bien, las historias gustan a todos. Basta ver
las colas que hace la gente para ver las películas de superhéroes; y ahí se ve
gente de todas las edades y coeficientes intelectuales. A lo mejor, Jesús, no
me he dado cuenta que las parábolas, o “palitos”, son también una escuela para
ser más humilde.
¨ Deja de lado tu
“coeficiente intelectual” e ilusiónate con las historias que cuenta Jesús.
Propósito: Darle una leidita a un trozo
del evangelio cada día.