“¡Hay de
ti, Corozaín! ¡Hay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran
hecho los milagros realizados en ustedes, hace tiempo que, vestidas de
penitencia y sentadas sobre ceniza, se habrían convertido. Por eso les digo que
el día del juicio será más tolerable para Tiro y Sidón que para ustedes. (Mt
11, 21-22).
Jesús,
cuando te pones así me emociono. Me imagino a tu lado, contemplando esas
ciudades y escuchándote hablar con fuerza. Escucho el eco de tu voz avanzando
por las montañas de los alrededores. Así estoy, hasta que caigo en la cuenta
que a mí también podrías comenzar a enumerarme las bendiciones que me has dado
para mostrarme tu amor, y yo, ni gracias te doy.
¨ Piensa en los regalos
que Dios te ha dado últimamente.
Y tú,
Cafarnaún, ¿te elevarás hasta el cielo? ¡Hasta el abismo te hundirás! Porque si
en Sodoma se hubieran hecho los milagros realizados en ti, hoy seguiría en pie.
Por eso les digo que el día del juicio será más llevadero para Sodoma que para
ti” (Mt 11, 23-24).
Y sigue la
llamada de atención. Ya hice mi recuento. Me bastó ver a mi alrededor para
descubrir la infinidad de cosas que me has dado: mi familia, mi colegio, mis
útiles escolares, mi ropa, tener un techo donde vivir, comida en los tres
tiempos, y un largo etcétera.
¨ Ahora piensa también en
que hay muchas cosas que has recibido y ni te has dado cuenta.
Propósito: Decir muchas veces “gracias”.