Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido (…)
Recibiréis ahora, en este tiempo cien veces más (…) y en la edad futura la vida
eterna (Mc 10, 28.30).
Jesús, lo siento pero te lo
tengo que decir: —de matemáticas no tienes ni idea. Eres un desastre. Lo
primero de todo es que no sabes contar: uno… y uno… y uno… y es que no
puedes pasar al dos. Ya sé que para ti cada uno somos único. Pero tampoco
sabes calcular: dejas a las 99 ovejas por ahí y te vas detrás de una
perdida, además la oveja más mala. Y además eres nulo en economía dices
que das, no el 1% sino el cien veces más (…) y en la edad futura la vida
eterna. Mi papá siempre dice que nadie da de gratis, pero tú das de más.
Dale clases de matemáticas a Jesús.
Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los
secretos del Reino a la gente sencilla.
¡Vale la pena! ¡Vaya si vale
la pena! Pero no tanto por la rentabilidad, por el dinero (mi amigo llama al
dinero: estiércol de Satanás), sino por estar siempre junto a Ti: “y en la
edad futura, la Vida eterna”. Como Gollum gemiré: mi tessssoro, mi
tesssssoro… Jesús, Tú eres mi tesoro y donde está tu tesoro allí estará
tu corazón: quiero siempre estar contigo, Tú eres el mejor.
Termina agradeciendo tanta rentabilidad. ¿A quién más se lo puedo
decir?
Propósito: cuidar mi Tessssoro…