Los
envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir
(Lc 10,1).
Jesús,
de dos en dos pero sin empujar, ¡que hay gente para todos...! No
sé qué me pasa pero hoy se me está abriendo un hambre apostólica… Me dices que
para hacer apostolado, para acercar a alguien a Dios, en primer lugar hace
falta oración. Por eso hoy mi lema apostólico es de dos en dos
pero con el tresmásdos. Quiero tener aventuras apostólicas, como
las de aquellos dos amigos tuyos con nombres tan curiosos: Cirilo y Metodio,
Patronos de Europa. No lo tuvieron fácil. Fueron grandes evangelizadores en una
época muy complicada, mucho más complicada que la actual. Eran tan solo dos
pero convirtieron a naciones enteras que desde entonces son cristianas.
u No me llamo ni Cirilo ni Metodio, pero “envíame”, quiero ser apóstol.
La
mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, por tanto, al señor de la mies
que envíe obreros a su mies (Lc 10,2).
Quizá
naciones enteras no, pero si puedo evangelizar, llevar a Cristo a los de mi
clase, a mi colegio, a mi familia, a mis amigos. Eres, entre los tuyos —alma
de apóstol—, la piedra caída en el lago. —Produce, con tu ejemplo y tu palabra
un primer círculo... y éste, otro... y otro, y otro... Cada vez más ancho.
¿Comprendes ahora la grandeza de tu misión? (Camino 831). Yo seré,
con tu gracia, esa piedra que removerá las aguas.
u Dile a Jesús, que te encanta hacer olas.
Propósito: hacer olas.