El
que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por
el evangelio la salvará (Mc 8,35).
En
1247 San Simón Stock fue elegido sexto general de los Carmelitas. Como
respuesta a sus súplicas de auxilio a su oprimida orden, la Virgen María se le
apareció en Cambridge, Inglaterra, el domingo, 16 de julio de 1251. La Virgen
se le presentó llevando un escapulario en la mano y se lo dio diciéndole: —toma,
hijo querido este escapulario de la orden será como la divisa de mi
confraternidad y para ti y todos los Carmelitas un signo especial de gracia;
quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el castigo eterno.
u ¿Tengo impuesto el Escapulario? ¿Lo llevo puesto o me da vergüenza?
Quien
se avergüence de mí y de mis palabras, en esta generación descreída y malvada,
también el Hijo del Hombre se avergonzará de él (Mc 8,38)
Murió
un soldado inglés en combate y le enviaron a su familia el reloj y el
escapulario que llevaba. —Quiero que la lleves tú, dijo el padre a otro de
sus hijos —Papá, no protegió mucho a mi hermano ¿No crees? —Claro que sí, mucho
más de lo que te imaginas: Si caes herido y te llevan al hospital, saben que
eres católico y te buscan un sacerdote… Fue lo que pasó con tu hermano. Me lo
contó una enfermera…
u Dile a la Virgen que la quieres mucho.
Propósito: vergüenza solo para pecar.