Juan usaba una
túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de
saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de
toda Judea y de toda la región cercana al Jordán (Mt 3, 4-5)
Cada
vez estamos más cerca de la Navidad. El tráfico por las calles es terrible. Es
desesperante. ¿A dónde va toda esa gente? Vienen o van de compras navideñas, o
de alguna celebración. Se preparan para la Navidad con cosas y más cosas. ¿Cómo
me preparo yo, Jesús? Juan el Bautista preparaba tu venida vestido sobriamente
y con una comida bastante austera. Más que comprar cosas, se había desprendido
de ellas.
·
¿No podrías
poner más atención a preparar lo de adentro, tu corazón?
Yo los bautizo
con agua, en señal de que ustedes se han arrepentido (…) Él los bautizará en el
Espíritu Santo y su fuego. (Mt 3, 11).
Jesús,
de chiquito me bautizaron con agua, pero a la vez, no sólo era agua, fui
bautizado en el Espíritu Santo y su fuego. Lo material lo quema el fuego. Lo
espiritual sobrevive. ¿Qué estoy haciendo hasta el momento para preparar tu
nacimiento con “cosas” que no se quemen? Los detalles de servicio, ayudar en la
casa, prestar mis cosas, ser obediente. Eso no se quema, sobrevive y extiende
el fuego de tu amor.
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No sólo quemes
cohetes en estos días, quema con el fuego del servicio y la obediencia.
Propósito:
prepara la Navidad con cosas “inflamables”.