domingo, 8 de diciembre de 2013

2do domingo de adviento

Juan usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán (Mt 3, 4-5)

Cada vez estamos más cerca de la Navidad. El tráfico por las calles es terrible. Es desesperante. ¿A dónde va toda esa gente? Vienen o van de compras navideñas, o de alguna celebración. Se preparan para la Navidad con cosas y más cosas. ¿Cómo me preparo yo, Jesús? Juan el Bautista preparaba tu venida vestido sobriamente y con una comida bastante austera. Más que comprar cosas, se había desprendido de ellas.

·        ¿No podrías poner más atención a preparar lo de adentro, tu corazón?

Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han arrepentido (…) Él los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. (Mt 3, 11).

Jesús, de chiquito me bautizaron con agua, pero a la vez, no sólo era agua, fui bautizado en el Espíritu Santo y su fuego. Lo material lo quema el fuego. Lo espiritual sobrevive. ¿Qué estoy haciendo hasta el momento para preparar tu nacimiento con “cosas” que no se quemen? Los detalles de servicio, ayudar en la casa, prestar mis cosas, ser obediente. Eso no se quema, sobrevive y extiende el fuego de tu amor.

·        No sólo quemes cohetes en estos días, quema con el fuego del servicio y la obediencia.


Propósito: prepara la Navidad con cosas “inflamables”.