martes, 31 de diciembre de 2013

Noche vieja

En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tiniebla, y las tiniebla no la recibieron (Jn 1, 4-5).

Jesús, me contaba Takayuki, mi amigo japonés, cómo es del “País del sol naciente”, una costumbre en Japón, que una vez comenzada la nochevieja, algunos iniciaban la ascensión de alguna montaña. Toda la noche dura la escalada para llegar a la cumbre al filo del alba. Desde la cima reciben el amanecer del nuevo sol del nuevo año. “La luz brilla en las tinieblas”: Jesús, ¡que este mundo está muy oscuro!, ¡no te asustes! Jesús, danos también este año tu luz en el alma y en la inteligencia y no habrá tinieblas que se te resistan: un poco de tu luz puede disipar las tinieblas más tenebrosas.

·        Termina el año agradeciendo a Dios tantas cosas buenas

La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre (…) A cuantos la recibieron, les da el poder para ser hijos de Dios (Jn 1, 9,12).

Jesús, yo de montañas nada. Esta noche mis hermanos quemarán “cohetes” (a saber que mafiada hicieron para conseguirlos), y mi hermana –que está como una cabra– dice que esperará el año nuevo sobre el pie izquierdo para entrar con buen pie; los italianos cenarán lentejas; los franceses tomarán 12 uvas; los supersticiosos tocarán madera. Otros más perdidos disfrazados y bebiendo como náufragos. Jesús, yo quiero comenzar el nuevo año sintiéndome hijo de Dios.

·        Proponte comenzar el nuevo año con una oración.


Propósito: En el minuto 0, segundo 1, rezar y luego festejar.