“¿Eres tú el que
ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Jesús les respondió: “Vayan a contar
a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los
leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a
los pobres se les anuncia el Evangelio” (Mt 11, 3-5)
Cada
vez falta menos para tu nacimiento, Jesús. Estoy procurando prepararme bien. Me
he propuesto hacer unos sacrificios diarios, estoy rezando con más ilusión, y,
como estoy en la casa más tiempo, también estoy procurando ayudar mucho. Creo
que, salvando las distancias, estos son los milagros que anuncian que
verdaderamente estás por venir. Al menos así dice mi mamá cada vez que la ayudo
en algo que no se esperaba: “y ese milagro que me querrás ayudar”
·
Haz muchos
milagros en estos días.
Yo les aseguro
que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el
Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más
grande que él” (Mt 11, 11).
¿No
se habrá enojado Juan el Bautista con estas palabras? Al contrario, se habrá
puesto contentísimo. Esa era su misión. Preparar las cosas para que viniera
Jesús y nos hiciera hijos de Dios. Saber que estoy llamado a tan tremenda
dignidad a pesar de ser a veces un desastre ya me mueve a querer portarme mejor
cada día.
·
No dejes mal al
Bautista, lúcete viviendo como buen hijo de Dios.
Propósito: Ser hijo
de Dios de los que hacen milagros (muy servicial).