domingo, 15 de diciembre de 2013

3er domingo de Adviento

“¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Jesús les respondió: “Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio” (Mt 11, 3-5)

Cada vez falta menos para tu nacimiento, Jesús. Estoy procurando prepararme bien. Me he propuesto hacer unos sacrificios diarios, estoy rezando con más ilusión, y, como estoy en la casa más tiempo, también estoy procurando ayudar mucho. Creo que, salvando las distancias, estos son los milagros que anuncian que verdaderamente estás por venir. Al menos así dice mi mamá cada vez que la ayudo en algo que no se esperaba: “y ese milagro que me querrás ayudar”

·        Haz muchos milagros en estos días.

Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él” (Mt 11, 11).

¿No se habrá enojado Juan el Bautista con estas palabras? Al contrario, se habrá puesto contentísimo. Esa era su misión. Preparar las cosas para que viniera Jesús y nos hiciera hijos de Dios. Saber que estoy llamado a tan tremenda dignidad a pesar de ser a veces un desastre ya me mueve a querer portarme mejor cada día.

·        No dejes mal al Bautista, lúcete viviendo como buen hijo de Dios.


Propósito: Ser hijo de Dios de los que hacen milagros (muy servicial).