Vengan a mí,
todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. (Mt
11, 28).
A
estas alturas del año, se escucha a muchos adultos decir que ya están cansados
y que necesitan un respiro. Quizá por eso la gente añora que llegue Navidad.
Esperan esos días de vacación de fin de año para reponer las fuerzas. Es bonito
pensar que el niño Jesús es quien nos invita a que nos acerquemos a Él todos
los que nos sentimos cansados y agobiados. La verdad es que al final, lo que de
verdad descansa es estar contigo, Jesús. Otras cosas, dormir, tomar algo, ir al
mar o ver una película, algo ayuda, pero nada como saber que todo está en tus
manos.
·
¿Hay algo que te
agobia? Ponelo a los pies de Jesús en el sagrario.
Tomen mi yugo
sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y
encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera” (Mt 11, 30).
Creo
que una de las cosas que más agobia son los problemas en los que uno se metió
por su propia culpa. Por ejemplo, cuando uno no dijo la verdad o dejó de hacer
lo que le habían mandado. Este no es el “yugo” que nos pides que llevemos,
Jesús. Tu yugo consiste en una carga que a la larga es ligera: la carga de
obedecer, de estudiar a su tiempo, de ser sincero o de no agarrar a escondidas
las cosas. Esto da descanso. Basta ver las caras de los que sacaron buenas
notas y no andan afligidos en vacaciones.
·
Descansa
haciendo lo que Jesús espera que hagas.
Propósito:
Descansar ayudando mucho en la casa.