domingo, 21 de septiembre de 2014

Domingo XXV: Vocación

El Reino de los Cielos es semejante a un amo que salió al amanecer a contratar obreros para su viña. Después de ha­ber convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña (Mt 20, 1-2).
Me doy perfectamente cuenta, Jesús, que es necesario que contrates gente para trabajar en las cosas de Dios Padre. Me doy cuenta pero me hago el desentendido. Porque trabajar para Dios es full time y no part time. Y ese compromiso es lo que me da miedo. No es tanto el miedo a fallarte, ya que si soy sincero reconozco que es más miedo a dejar mi comodidad o mi zona de comfort como dicen ahora. Jesús, ayúdame a ser generoso y a buscar sinceramente cuál es mi vocación.
u  No tengas miedo y pregúntale a Jesús cuál es tu vocación.
¿No puedo yo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O es que vas a ver con malos ojos que yo sea bueno? (Mt 20, 15).
Estas preguntas tuyas, Jesús, no son fáciles de responder. Por un lado hay personas, me incluyo también, que a veces piensan que cuando pides todo, una entrega total, estás complicando la vida, que ya de por sí a veces no es tan fácil. Se nos olvida, Jesús, que tú eres Dios y sabes más. A mi me impresionó saber que don Álvaro sólo escuchó una plática de San Josemaría para entregar la vida entera. ¡Jesús, ayúdame a confiar más en Ti!
u  Otra vez: No tengas miedo y pregúntale a Jesús cuál es tu vocación.

Propósito: Confiar en Dios.