domingo, 28 de septiembre de 2014

Domingo XXVI: Obediencia

¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos; dirigiéndose al primero, le mandó: Hijo, ve hoy a trabajar en la viña. Pero él le contestó: No quiero. Sin embargo se arrepintió después y fue (Mt 21, 28-29).
Jesús, yo me parezco un poco a ese muchacho. Siempre que me dicen algo o me piden algo contesto que no. Luego, me arrepiento y hago lo que me dijeron. Por eso, mi mamá me dice que mi apellido es Contreras porque siempre llevo la contra. Es cierto que al final siem­pre acabo haciendo lo que me piden, pero quiero aprender a hacer las cosas con prontitud y con buena cara. Con una cara sonriente como la de don Álvaro. Con esa sonrisa que transmite paz.
u  Cuéntale a Jesús las últimas veces que has sido un Contreras.
Dirigiéndose entonces al segundo, le dijo lo mismo. Este le respondió: Voy, señor; pero no fue (Mt 21, 30).
Puestos a comparar, Jesús, este muchacho era peor. Con la boca decía que sí para quedar bien pero luego no hacía nada. La verdad es que no soy quien para juzgarlo, ya que muchas veces yo soy así contigo. En mis ratos de oración te digo que sí a todo y luego todo se queda en buenas intenciones. Le voy a pedir a don Álvaro que interceda por mí para decir sí con una buena cara y sonrisa y después hacer eso que me pides.
u  Di: beato Álvaro ayúdeme a decirle que sí a Dios y que haga lo que me pide.

Propósito: Obedecer.