domingo, 26 de octubre de 2014

Con todo tu corazón, toda tu alma y todo tu ser

Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley? (Mt 22,34-40).
Jesús, estabas predicando en el Templo cuando se te acercaron aque­llos hombres con la torcida intención de atraparte desprevenido. Les dis­te como respuesta lo que desde pequeñito te enseñaron tus padres a recitar por la mañana y por la tarde y te sabías con musiquita: Él le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser». Jesús, en confianza, siempre me ha parecido un poco exa­gerado y difícil de cumplir este mandamiento. Jesús, te quiero mucho, pero no sé si te quiero con todo mi corazón, con toda mi alma y toda mi mente, —qué lio—, porque me gustan también y amo las hamburgue­sas con Ketchup y la pizza, y la lasagna que hace mi abuelita, y quiero a mi familia y a mis amigos, y a mi perro… ¿No habrá incompatibilidad?
Dile a Jesús todas las cosas que te gustan: tu plato preferido, tu película, tu canción…
El segundo es semejante: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mt 21, 33-43).
Jesús, me parece que te voy entendiendo. Amando al prójimo y a los que me rodean, queriendo a mi familia, amando una puesta de sol, un partido de fútbol, un helado Häagen Dazs de “Ron con pasas” (está que te pasas)… te estoy amando a Ti, porque te encuentro en las cosas bellas, buenas y bonitas que has creado.
Dale gracias por poderle encontrar en tantas cosas bellas y bonitas.

Propósito: comer más helado.