Habiéndose
reunido una gran muchedumbre, comenzó a decir: Esta generación es una
generación perversa; busca una señal y no se le dará otra sino la señal de
Jonás (Lc 11, 29-32).
Jesús,
que bonita la historia de tu gran amigo Jonás. Era lo que ahora llamamos un profeta
menor, no por la altura, ni por peso, sino porque escribió poco. El
caso es que escapando de cumplir la voluntad de Dios, —como yo, a veces— fue
engullido por un pez enorme. Allí dentro, un sitio calentito, tranquilo,
silencioso hizo su curso de retiro de 3 días. Se dio cuenta de lo mucho que
Dios le quería. Volvió cambiado, irreconocible, feliz. Se puso a hacer
apostolado y convirtió a toda la ciudad: Nínive. Jesús, ¡qué estupendos son
los retiros! ¡Cómo me ayudan!
Repasa
los propósitos del último retiro ¿Ya hice mi retiro este año?
La
reina del Mediodía se levantará en el juicio contra los hombres de esta
generación y los condenará: porque ella vino de los extremos de la tierra para
escuchar la sabiduría de Salomón (Lc 11, 29-32).
La
Reina de Saba, y Salomón y los Reyes Magos y Moisés y los once hermanos de
José, y la Burra de Balaám, y Noé y la hija de Jairo y Abrahám y Jonás y la
Magdalena, y… tantos personajes bíblicos, me tienen envidia ¿Por qué? Por poderte
recibir en la Eucaristía Jesús mío. ¿Me doy cuenta? ¿Lo aprovecho? ¿Lo valoro?
Pide ayuda a San José.
Reza
la oración: ¡Oh feliz varón, bienaventurado José, a quien le fue concedido!
Propósito: Apuntarme al próximo curso de retiro…